WEwste periódico publicó el pasado domingo el barómetro de invierno , que periódicamente sirve para tomarle el pulso a lo que la sociedad española piensa sobre los asuntos políticos. No puede decirse que sus conclusiones fueran una sorpresa: que los españoles, mayoritariamente, crean insolidarios a los catalanes; que piensan que Cataluña desea separarse de España y que estiman que esa comunidad no es una nación coge a poca gente desprevenida. Estamos ante uno de esos supuestos en que la realidad es en la práctica, independientemente de como sea, el reflejo de la realidad , es decir, lo que los españoles piensan en estos momentos de esa comunidad, de cuya importancia y peso económicos y afectivos en el conjunto de España nadie duda, es el resultado de lo que se ha reflejado con el extenuante tema del Estatut. Y es acerca de ese reflejo sobre lo que deberían reflexionar, en primer lugar, los partidos catalanes: no es posible establecer un nuevo contrato social, en el que tendrá que participar el órgano que representa a todos los españoles, manteniendo una actitud de tensión, cuando no de displicencia. Ante ello, ¿qué otros resultados podrían esperarse del barómetro ? Una buena enseñanza es lo que se saca de él: que hay que corregir la actitud.