Una tiene muchísimas dudas y alguna certeza. Entre las segundas, la letalidad del proyecto de Podemos y adláteres, ya sean independentistas de izquierda y derecha, pacíficos o reconvertidos como Bildu, a los que la paz les suena a república comunista, escrita sobre la manipulación de las muertes. También la deficiencia fatal del ministro Illa y el llamado experto Simón desde antes de la pandemia hasta hoy.

Entre las primeras y, muy a su pesar, duda de las intenciones de todos los protagonistas de la última semana. Duda de Casado, entronizado unánimemente ayer por la prensa, unanimidad que, tan recelosa ella, no hace sino aumentar sus dudas. No puede negar, ante las definitivas evidencias, su brillantez como parlamentario ni que la naturaleza o el esfuerzo personal le han dotado para la oratoria de un modo que se agradece en este secarral patético del hemiciclo. Recela, en cambio, de que sus palabras obedecieran a verdaderas convicciones y no a un estudiado cálculo político y electoral suyo y de sus asesores, el tiempo dirá si acertado o no. Tiempo ha tenido para fijar su posición antes de que la inútil moción viniera a prestarle este favor inesperado contra todo pronóstico.

Duda de Abascal. No de que, escaso del tan sobado patriotismo, concibiera la moción como un balcón propagandístico egoísta en esta hora triste de su patria, sino de sus lágrimas de amigo despechado ante lo que estimó como insultos, él que se ha pasado su tiempo de líder caudillista llamando al PP derechita cobarde.

Duda también del presidente Sánchez, experto en decir una cosa ayer, otra hoy y otra mañana. De su carita asustada en el momento en que utiliza una declaración institucional para no decir nada. De su labor pasada, presente y futura. Por último, duda hasta el extremo de la eficacia del estado de alarma y los confinamientos para vencer al virus.

Mas, como sabe historia, duda mucho de los políticos pero poco de la sociedad civil, trabajadora, dinámica y resistente. Hay un futuro de esperanza y está a las puertas. Con todas las dudas y todas las certezas.

*Profesora