Periodista

La lucha feroz del colectivo de guardianes del Santo Grial llamado cúpula eclesiástica, en contra de la experimentación con embriones, obliga a dos tristes conclusiones. Una, que la religión continúa siendo el paraguas que ampara miedos irracionales al tiempo que combate la ciencia y la razón. A pesar de los muchos avances, el conflicto medieval sigue pendiente.

Y dos, que la iglesia es indiferente al dolor de enfermos de muchas enfermedades graves, como los diabéticos, o los enfermos de esclerosis múltiple o aquéllos que están condenados de por vida a una silla de ruedas. Anteponen las esperanzas de miles de enfermos al conservadurismo irredento de sus dogmas. Como siempre, usando a Dios en vano, fallan a la humanidad.