La clase de Religión sigue en la palestra: los obispos de la región ha protestado ante la autoridad competente por la reducción de las horas lectivas; los socialistas han presentado una propuesta no de ley en el Congreso para que la Religión deje de ser evaluable; los profesores actuales de religión han visto reducidas las horas lectivas y temen perder el puesto de trabajo.

Creo que lo que de verdad hace falta es hacer una reflexión profunda sin intereses partidistas entre todos los responsables de la sociedad (partidos políticos, sindicatos, iglesias o religiones…) no solo sobre el papel de la religión en la escuela, sino sobre todo el sistema educativo, y tratar de consensuar una ley de educación que valga para 30 años. Es absurdo y totalmente nocivo para los niños y jóvenes de hoy, y para los adultos del mañana el que no se les haya formado con una ley estable y unos mismos criterios de formación y convivencia.

Todos los gobiernos de la democracia han legislado a su antojo e ideología, sin escuchar y dialogar con todos los agentes de la educación, y dejar que ellos, que son los que están en la base, pudieran aportar sus opiniones. Creo que entre todos tenemos que buscar qué tipo de persona y sociedad queremos para el futuro. Y ahí es donde entra el diálogo mediante el cual se pueda diseñar una ley consensuada de mínimos, al cual se tendrían que atener todos los partidos que puedan gobernar en el futuro.

Y viniendo a la clase de religión (he dado 23 años clase de religión), no estoy de acuerdo ni con lo que quieren eliminar la clase de religión de la escuela ni con lo que quieren utilizarla como una especie de catequesis. Pienso que el hecho religioso es universal, tanto a nivel geográfico como histórico. Y el conocer esta realidad constituye una parte de la cultura universal, como es la música, el arte o la historia.

Para educar en la fe cristiana o católica están, deben estar, las parroquias, y los grupos o movimientos cristianos. Es en esas estructuras donde se hace la experiencia de la fe cristiana en el seguimiento de Jesús de Nazaret. En la clase de religión no se puede ni se debe hacer esa experiencia.

La clase de religión quedaría como una clase de cultura religiosa, que en la sociedad plurireligiosa en la que ya estamos y más aún en la que vamos a estar, se trataría de una clase de cultura religiosa ecuménica, sobre todas las religiones. Para esta tarea se necesitarían profesores titulados competentes y con un espíritu no sectario sino dialogante y respetuoso a todas las opciones religiosas.

Pero para esto tendrían que ponerse de acuerdo todos los responsables de las distintas religiones y los poderes del Estado. Volvemos a lo del diálogo auténtico y a no querer imponer las opiniones propias.

Sería, a mi parecer, obligatoria para todos. Y que se podría compaginar perfectamente con el Diálogo para la Ciudadanía o la Ética. Siento profundamente que nadie quiera bajarse de la burra, como está pasando en la deplorable situación política presente. No se quiere mirar para la realidad actual del pueblo y para el futuro del mismo. Y así nos luce el pelo.