Diputado enel Congreso

En la mitología griega, los dioses jugaban cruelmente con los hombres dosificando infortunios y esperanzas. Y al parecer, no han perdido su carácter burlón y simultáneamente nos obsequian con noticias tan contradictorias, como son la creación de la Corte Penal Internacional en La Haya por un lado, venturosa creación, y la intensificación de los preparativos para la Guerra del otro.

Afortunadamente el azar, que junto a la necesidad lo pueden todo, han propiciado una coincidencia llena de simbolismo, junto a una imagen que está ya en la Historia. La Corte Penal Internacional, que permite pedir responsabilidades directas a dirigentes políticos por crímenes contra la Humanidad y las amenazas de Estados Unidos de herir gravemente a Naciones Unidas, ignorando las resoluciones del Consejo de Seguridad.

No deja de ser triste, la zafiedad mediocre de Bush, incapaz de situarse en coordenadas universales, con valores universales, más allá de su chato nacionalismo tejano, con las que podría Estados Unidos ejercer su liderazgo mundial, incluso un imperialismo ilustrado que fuese reflejo de una Humanidad, que no sólo persigue avanzar en lo científico, sino también en lo ético. Una Humanidad que quiere darse instrumentos de convivencia y autogobierno, velar por erradicar la enfermedad, el hambre y la injusticia, superando el estadio de la guerra. Sin duda que son buenas intenciones, y sin duda también que no se conseguirán todos los objetivos a la vez. Pero hay que reconocer, y hacerlo con satisfacción, que lentamente, incluso tortuosa y torturadamente se avanza globalmente en la buena dirección.

Siempre surgirán dificultades, esperemos que no tan duras como las que vivimos en estos momentos con la guerra de Irak, en la que ciertamente hay muchos intereses económicos detrás de ello, intereses que de una u otra forma están siempre detrás de muchos acontecimientos, intereses, que cuando un césar supera mínimamente la mediocridad se supeditan a la paz y la prosperidad del conjunto del Imperio.

Qué abismo media entre auspiciar la creación de la Corte Penal Internacional a estar ausente de ella, hostigarla, combatirla, ignorarla, pero por si acaso pedir inmunidad para el comportamiento de sus funcionarios y carta blanca para sus ejércitos. Esto pasa con Bush y su camarilla, con otro presidente de Estados Unidos, la situación podría ser muy diferente a la que ahora tenemos.

Y por otro lado, cada vez se entiende menos la posición de Aznar en este conflicto de Irak. Ya resulta triste su apoyo a la guerra en contra de la opinión mayoritaria del pueblo español, pero el meterse a embajador volante de Bush para conseguir más votos a favor de la guerra en el Consejo de Seguridad, constituye un desatino de difícil explicación, que perjudica nuestros intereses en Iberoamérica, donde, por cierto tenemos muchos.

¿Qué le mueve a Aznar, a comportarse como lo hace?. Tal vez sea un problema de autoestima personal sublimado en un tardío ardor guerrero. Estos complejos de protagonismo en los que conscientemente uno persigue entrar en la Historia como sea, son siempre muy peligrosos y en cuanto se descuidan a la historia que pasan es a la Historia de la Infamia.

Ignorar a Consejo de las Naciones Unidas o a la Corte Penal Internacional es desandar el camino de la Historia, penosamente construido por muchas generaciones.

Reivindicar a estas alturas del desarrollo y progreso humano, valores medievales es intentar llevarnos a una oscura Edad Media.