Se abre el telón. Despacho de Pedro Sánchez. Éste y Pablo Iglesias se han sentado en un sofá de tres plazas dispuesto frente a una mesita. Tienen una copa de vino en la mano y brindan: “Por nuestra futura alianza”. Carmen Calvo ha ocupado el sillón de despacho de Pedro Sánchez y exclama: “¡Uy qué sillón más cómodo, Pedro!”. Pedro Sánchez a Carmen Calvo, dando una palmada en un cojín del sofá. “Levántate del sillón y siéntate aquí con nosotros, anda”. Carmen Calvo: “De eso nada, que te lo pueden quitar, yo me quedo aquí, guardándotelo”.

Pedro Sánchez: “¿Quién me lo va a quitar, si aquí sólo está Pablo?”. Carmen Calvo: “El primero que entre por la puerta ¿No has visto con qué ojos de avaricia miran este silloncito Casado y Rivera?”. De pronto se oyen voces multitudinarias de aclamación que provienen de la calle: “¡Viva Pablo el redentor, viva!”. Pedro Sánchez: “¿Gritan Pablo el relator?”. Pablo Iglesias: “Nó, Pablo el relator nó; Pablo el redentor, el re-den-tor. Para ellos soy como un profeta”. Pedro Sánchez: “Perdona, a veces no oigo bien, desde que hice oídos sordos a Felipe González…”. Las aclamaciones en la calle prosiguen: “¡Viva nuestro amado líder! ¡Viva nuestro ayatola! ¡Viva nuestro guía revolucionario! ¡Viva Él!”. Luego cantan: “¡Hosanna hey, hosanna ha, hosanna hey…. Él es la alegría, la razón de mi existir, es la vida de mis días, es consuelo en mi sufrir”.

Pedro Sánchez: “Cómo te idolatran, chico. Sin embargo yo para algunos socialistas soy la razón de su sufrir y me tienen poca estima”. De pronto entra en el escenario Alberto Garzón: “¡Pablo, vamos sal, te estamos esperando para rodear el Congreso!”. Pablo Iglesias se levanta y le dice a Pedro Sánchez: “Alberto es mi lugarteniente desde que Errejón se fue con Manuela Carmena. Bueno me voy a la mani. Elige, el Albert Rivera o yo”. Alberto Garzón y Pablo Iglesias abandonan el escenario. Pedro Sánchez y Carmen Calvo se quedan solos. Pedro Sánchez: “Qué bien, un ratito de sosiego. Es que conservar ese sillón es agotador”. Carmen Calvo, sentada en el sillón, con gesto relajado: “Pero es muy cómodo y codiciado, incluso a mí me está costando levantarme”. Fin del quinto acto.