Técnico financiero

Está claro que el horno no está para bollos... La cerrazón y la sinrazón de unos y la más absoluta intransigencia de otros origina que este perro mundo ande como anda... Huelga decir, a estas alturas ya, que nadie quiere la guerra. Pero también es cierto que desde que el mundo es mundo el ser humano ha estado siempre metido en algún charco belicoso . La historia está llena de páginas de triste recuerdo... El hombre, como animal, dicen que racional, ha dado siempre muestras de su gran irracionalidad. Conseguir la paz siempre ha sido una de las grandes utopías de este mundo. El filósofo y escritor Eugenio d´Ors decía que "la guerra es la irrupción de la prehistoria en la historia". "Esta guerra ilegítima con Irak --según Ignasi Carreras-- es otro paso atrás en la historia de este mundo globalizado que emerge del siglo XXI. Como en todas las guerras, quien más va a sufrir sus consecuencias de este desastre es la población civil". El hombre siempre se ha sentido impotente para poder convivir en paz. Por otro lado, todos tenemos claro que la guerra, se mire desde la perspectiva que se mire, es el más absoluto de los fracasos del ser humano.

Es evidente, también y sin lugar a la más mínima duda, que en este conflicto bélico en el que de alguna manera estamos todos involucrados, traerá consecuencias a todo el planeta. Los efectos colaterales, como ahora se dice, los sufriremos todos de una forma u otra. Nos estamos saltando "a la torera" valores y posicionamientos fundamentales si queremos seguir creyendo que el futuro todavía tiene razón de ser. Se está evidenciando una "guerra colectiva" que en muchos casos poco o nada tiene que ver con el meollo de la cuestión. Se están tambaleando símbolos e instituciones que deben ser respetados, más por lo que representan o deben representar, por cuanto tanto dolor y tanto sufrimiento nos han costado instaurar desde la perspectiva de la tolerancia y la convivencia entre todos. Se están despertando fantasmas --¡y ello es más que preocupante!-- de algo que creíamos enterrado para siempre. Se está cuestionando la legitimidad de muchas cosas que son y deben ser fundamentales en el convivir cotidiano dentro de una colectividad que se supone madura y, por encima de todo, racional. Estamos "haciendo el juego" a las pretensiones totalitaristas de unos y a las del más irracional fanatismo de otros. "La diplomacia sin fuerza (también se ha fracasado en este terreno) es a veces peor que inútil". Bosnia y Ruanda lo demostraron en su día. Estamos entrando, ojalá me equivoque, en una serie de dinámicas irracionales que pudieran dar al traste, y desde la perspectiva de nuestro país, con nuestra amistad con los países del Mediterráneo; con nuestras relaciones y nuestras afinidades con América Latina y con ésa, aunque todavía asignatura pendiente, verdadera y necesaria construcción europea.

Nos estamos jugando muchas cosas que tanto nos ha costado conseguirlas. Hasta, incluso, lo más elemental: el sentido común, nuestra joven democracia y la racionalidad... "El hombre --como dijera John F. Kennedy-- ha de fijar un final para la guerra. Si no, la guerra fijará un final para el hombre".