TEtstos días son para el delirio consumista. Los leves repuntes que parece que está experimentando la economía animan a los consumidores al despilfarro con motivo de las compras de Reyes Magos. La verdad es que la tradición de la Epifanía me gusta más que la de Papa Noel, aun más sospechosa de tufillo comercial. Unos reyes adorando un niño nacido en un pesebre: una imagen contundente que nos debería hacer reflexionar a todos. Sin embargo, nos dejamos llevar por la adquisición compulsiva e irracional. Es lo que ha llevado a la muerte a Tao Hsiao , de 38 años de edad, quien acabó arrojándose al vacío desde un centro comercial porque su novia seguía empeñada en comprar zapatos después de una auténtica maratón de tiendas de cinco horas. Tao acabó ensartado en la decoración navideña de la ciudad de Xuzhou (China). Final profético.

Pero ¿No les ha pasado a ustedes algo parecido alguna vez?

--Cariño. ¿Qué suéter me queda mejor el de bolitas rojas o el de bolitas azules?

--Mi vida, cualquiera te sienta bien a tí, contestas sin mirar.

Ah, iluso, caes en la trampa, porque no estabas mirando y ella se ha colocado uno sin bolitas y entonces se pilla un cabreo del 15 con los brazos en jarras porque no le estás echando cuenta. Lo que no calibran es que ya llevas un montón de horas viendo jerseys iguales y regalos para el cuñado y los sobrinos; y lo que quieres es llegar a casa por fin y descansar los sentidos.

--Pues si no me gusta, lo cambio.

Ah, sí, y después te tocará ir a tí a cambiar las prendas o los regalos y tendrás que explicarle al dependiente el motivo. Y entonces empezarán las rebajas y vuelta otra vez todo a empezar. ¡Qué locura! Refrán: No compres casa sin esquina, ni mujer que no sepa de cocina