La Zarzuela anunció ayer el compromiso del príncipe Felipe y de Letizia Ortiz. La noticia viene a zanjar una duda que planeaba sobre la sociedad española. ¿Se casará el Príncipe?, ¿con quién? Y dado el ordenamiento constitucional, era una incógnita de gran trascendencia, pues la mujer que se case con el heredero es la futura reina de España y, presumiblemente, la madre del siguiente rey. Ahora ya sabemos que habrá boda y que será en verano. También sabemos que la futura esposa de Felipe es periodista, está divorciada y no pertenece a ninguna familia aristocrática. Se trata de un signo de apertura de la Casa Real que debe ser valorado y que supone un paso importante, que no debe ser el último, para acercar la institución a los ciudadanos. Todo indica que el Príncipe, tras anteriores vicisitudes, se ha enamorado de una mujer moderna y con una biografía sencilla. Sobre Letizia recae ahora una enorme responsabilidad. Va a ser el centro de todas las miradas y se van a examinar todos sus pasos. Sólo cabe desearle suerte y felicidad.