Parece que al fin han llegado a nuestra comunidad los test que llevan semanas esperándose. La falta de esos test en las residencias de ancianos las ha puesto en una situación insostenible. El no poder identificar a los enfermados por el covid-19 hace imposible llevar a cabo una gestión que ayude a todos nuestros mayores. Las recomendaciones ante la imposibilidad de identificar a los afectados pasa por tratar como posibles positivos a todos los residentes. Esto, además de ser muy complicado, agrava muchas patologías, tanto físicas como psiquícas, que requieren de una cierta normalidad. El poder identificar los casos ha posibilitado en otras Comunidades el concentrar a los positivos en un mismo centro, y dejar el mayor número de residencias posible libres de estos enfermos, lo que ayuda a mantener la asistencia, además de reducir enormemente el riesgo de los contagios. Está claro que ese tipo de medidas: identificar y separar a los enfermados y mantener el mayor número de residencias libres de casos, además de ayudar en el seguimiento y control de los enfermos, es lo que puede atajar el contagio, que en nuestra Comunidad no deja de crecer en estos centros. Esperemos que nuestras autoridades pongan en práctica este tipo de medidas, por el bien de todos nuestros familiares.

CRISIS SANITARIA

Protesta de trabajadores de la Residencia Asistida

María Victoria Rojo Redondo; Sara Fernández Gaspar; y Raúl Correa Rojo

Cáceres

¿Cómo te sentirías si, después de exponer tu vida en el trabajo, al acabar tu contrato no pudieras volver a trabajar? En esa incertidumbre nos encontramos varios camareros/as-limpiadores/as que, durante el estado de alarma, estamos realizando alguna cobertura temporal de trabajo en el Centro Residencial ‘El Cuartillo’. Esto mismo ocurrirá en otros centros.

Según las bases de la convocatoria de esta bolsa de empleo, optamos a un puesto de trabajo cubriendo las bajas o vacaciones del personal fijo y una vez finalizado el servicio, siempre que sea inferior a los tres meses, nos reincorporamos a la bolsa de trabajo según nuestra nota de examen. Por el contrario, al superar los tres meses y un día, nuestra reincorporación a la bolsa de empleo sería en la última posición y, al tener ésta tanto personal, lo más probable es que no nos vuelvan a llamar y perdamos la opción de volver a trabajar.

En situaciones normales podríamos decir que son las reglas del juego, pero en este caso excepcional, en el que el sistema sanitario está colapsado, las revisiones de las bajas que cubrimos no se realizan y éstas se prolongan automáticamente, pasando el límite de los tres meses. Esto nos condena a perder nuestro derecho, obtenido por méritos propios, a acceder a estos puestos de trabajo.

Entendemos que se trata de una situación excepcional y, por ello, rogamos que lo tengan en cuenta y valoren nuestro trabajo y compromiso con los organismos públicos en estas circunstancias tan complicadas. Hemos estado trabajando en condiciones muy precarias (sin equipos de protección individual en las primeras semanas) y con un grado de exposición muy alto, lo que ha supuesto el contagio de varios compañeros. Aun así, seguiremos desarrollando nuestro trabajo, esencial en estos momentos de crisis sanitaria, hasta que la situación vuelva a la normalidad y se reincorporen esas bajas que, en otras circunstancias, podrían haberlo hecho antes. Cuando esto ocurra, para nosotros será tarde, habrán pasado los tres meses y nuestra recompensa será volver a la última posición de la bolsa de empleo.

Además, queremos dejar constancia de la existencia de casos particulares que hacen que la situación sea aún más injusta para nosotros y, por tanto, más desquiciante. Hemos observado que se han solicitado (y concedido) bajas innecesarias de personal fijo cuando se acercaba esta situación. Por otra parte, la bolsa de empleo ha bajado mucho debido a que la mayoría de personas rechaza el llamamiento poniendo cualquier excusa que evite la penalización.

A todos nos gustaría trabajar en condiciones idóneas pero las circunstancias mandan, somos conscientes de que es el momento de arrimar el hombro y de mostrar nuestro compromiso, pero también de que se nos valore.