TAt veces, la cercanía cronológica de acontecimientos con cierta semejanza genera paradojas divertidas o, al menos, significativas. Es lo que ocurrió entre el 13 de marzo y el 13 de abril pasados. El 13 de marzo, Jorge Mario Bergoglio fue elegido como nuevo Papa de la Iglesia Católica, con el nombre de Francisco , de modo que entre 1978 (muerte de Pablo VI ) y el 13 de marzo de 2013 (35 años), la máxima autoridad en el Vaticano la han ejercido cinco personas: Pablo VI (1963-1978), Juan Pablo I (1978), Juan Pablo II (1978-2005), Benedicto XVI (2005-2013) y Francisco (2013). El 13 de abril, un mes después, Cándido Méndez era reelegido Secretario General de UGT por sexta vez desde 1994, de modo que cuando cumpla su mandato en 2017 llevará en el cargo 23 años, y el sindicato solo habrá tenido en periodo democrático dos responsables: Nicolás Redondo (1971-1994) y Cándido Méndez (1994-2017). De hecho, les podrá parecer triste o divertido, pero después de San Pedro , que estuvo más de 30 años, de los 266 Papas de la Iglesia, solo cinco (Pío VI , Pío VII , Pío IX , León XIII y Juan Pablo II) han estado tanto tiempo mandando como Cándido Méndez.

El pasado 18 de septiembre, Guillermo Alejandro de los Países Bajos, rey de Holanda desde abril de este año, afirmó, en nombre del Gobierno holandés --en el que participa el socialdemócrata Partido del Trabajo (PvdA)-- que el Estado de bienestar se ha vuelto insostenible y que hay que transformar el país en una sociedad "participativa". Bien podría decirse que ese día de 2013 se firmó el acta de defunción de la socialdemocracia, por la propia socialdemocracia. En este mismo momento, los socialdemócratas alemanes debaten si echar la primera pala de tierra sobre la tumba de la socialdemocracia o no, tras las elecciones celebradas el pasado 22 de septiembre --solo cuatro días después de lo ocurrido en Holanda--, puesto que, aunque podrían formar un Gobierno de mayoría de izquierdas, esa opción ni siquiera fue planteada, pero sí está encima de la mesa un gran pacto con la derecha representada por Angela Merkel .

XMIENTRASx todo esto ocurre, el Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy , que había prometido en su programa electoral bajar los impuestos --en coherencia con el ideario liberal: no olvidemos que cuanta menor recaudación, menor posibilidad de inversión social--, no ha dejado de subirlos desde que fue elegido, aunque lo recaudado no esté siendo utilizado precisamente para que vivamos mejor. Pero del liberalismo clásico ya sabemos, desde hace tiempo, que también ha muerto, sobre todo desde que algunos de los países liberales por excelencia restringen la entrada de productos de otros países en igualdad de condiciones: el mercado solo es libre cuando interesa y cuando no, pues se interviene en la economía más de lo que se habría atrevido el propio Lenin . Y miren si no la avalancha de intervenciones acaecidas en Europa para salir rápidamente en auxilio de los bancos con dinero público.

En este contexto, que el propio Papa Francisco diga que no es derechas o que la Iglesia tiene que asumir un funcionamiento más horizontal suena casi a broma. Pero hay que tomárselo muy en serio. ¿Conseguirá la Iglesia Católica --quizá la construcción humana más inmovilista de todas las existentes-- renovarse antes que los partidos políticos? Es posible. A mí, al menos, no me sorprendería.

Es decir, que tenemos a la curia queriendo democratizarse, a la democracia anulada por el poder económico, al liberalismo traicionando al liberalismo y a la socialdemocracia enterrando a la socialdemocracia. Existe, no cabe duda ya, una importante confusión ideológica generalizada, que afecta en diversos grados en casi todos los rincones del mundo -la confusión globalizada-, que empezó provocando graves grietas en los postulados de la izquierda pero que está alcanzando ya el corazón del sistema. El capitalismo, probablemente uno de los proyectos humanos de mayores laureles en cuanto a su prolongación en el tiempo y los logros de sus ideólogos, quizá esté próximo a morir de éxito.

Lo que late tras este "big bang" ideológico, en el que los átomos no paran de moverse descontroladamente, es el nacimiento de una nueva era en la que la acumulación de capital estará, probablemente, en menos manos que nunca en la historia de la humanidad. Se trata de una clara involución en lo que parecía un relato de interminable progreso humano. El planeta no da más de sí, la gente se muere de hambre ante nuestros ojos sin que hagamos nada, aceptamos condiciones inaceptables de trabajo con tal de poder comer y la felicidad se va convirtiendo en un bien escaso asociado a la capacidad de consumo. Lo que hay que hacer está más claro que nunca y nunca fue mayor la confusión ideológica. El 90% no tenemos poder ni dinero, pero somos el 90%. Parece mentira que estemos tan confundidos.