Qué sería de este corral nublado? -advertía Valle Inclán por boca de Max Estrella en la tertulia de la cueva de Zaratustra. -¿Seríamos los españoles más tristes y menos coléricos? ¿Tal vez un poco más tontos? Esto nos preguntamos a menudo algunos que tenemos la peregrina costumbre de acordamos del maestro del esperpento, del genuino, claro, y no de su último imitador parlamentario.

Y es que la cuestión valleinclanesca adquiere verdadera actualidad en estos tiempos horribles, y entiéndanme tiempo en su sentido meteorológico que no histórico, aunque, si repasamos Luces de Bohemia,constatamos la vigencia absoluta de esa obra del siglo pasado, tan actual, tan trágica y tan visionaria.

Cuando la lluvia azota por todos lados y ni sirve el paraguas ni el impermeable, cuando el viento arranca de cuajo árboles centenarios, arrastra por los suelos las guirnaldas de luces de San Juan, amenaza cornisas y carteles y hace cerrar las casetas de Cánovas, cuando los taxis le dejan a una abandonada en una noche en que parece imposible llegar a casa y, como en el antiguo cuento popular, el cielo amenaza ruina, sea culpa del cambio climático o cosas del invierno, entonces hay que acordarse de Valle y celebrar que este país, nación de naciones, o lo que se le ocurra al último pillo que confunde inmunidad con impunidad, no es por fortuna un corral nublado. Un amigo me aconsejó hace tiempo que no hablara en mis artículos de Max Estrella, que debe de ser que lo cito con demasiada frecuencia, porque muy poca gente tiene idea de quién es, aunque él lo expresó de manera más castiza y definitiva. Una, que es una ingenua, cree que, como en España hay enseñanza pública y gratuita, obligatoria además, y ese esperpento es lectura obligada ya en ESO, ya en Bachillerato, o muy mal lo hacemos los profes de Lengua o mucha gente tiene que recordar el retrato vívido y actual de lo peor de una España que a veces parece tener más sombras que luces.

El señor ministro no es un golfo -refutaba un personajillo de la obra-. Usted desconoce la historia contemporánea, respondía Max. Pues eso. *Profesora