Luis Cabaneiro Santomé

Lugo

MANIFESTACIÓN DE MADRID

Aveces no prohibiendo algo se consigue su descrédito, como es el caso de la manifestación en Madrid para apoyar la permisividad en no usar las medidas de protección contra el covid-19. Las argumentaciones de los asistentes han mostrado su incoherencia ya a primera hora al prevenirnos contra una vacuna futura en la que nos introducirían un microchip que controlaría nuestra vida pero que semejaba más una microchina mañanera que controlaba su mente. Desconozco el interés de los Estados mundiales en conocer los movimientos de la persona en cuestión pero dudo de su interés en controlar los míos, pues estos no van más allá de buscarme la vida desde por la mañana con interés de continuidad y felicidad y en evitar los contratiempos que pongan en peligro esa continuidad y esa felicidad hasta la noche , si de ello depende la continuidad de la Humanidad, mal vamos. Si hubieran prohibido esa manifestación informativo-científica se hubiera mantenido la intriga sobre sus reflexiones, pero ahora, ya hemos comprobado que estaban poco maduradas y solo necesitaban de expandirse para que sus artífices comprobaran su fragilidad al confrontarlas con otras más serias, que prueban científicamente la existencia del covid-19, y más reales, que muestran la existencia de miles de víctimas que los manifestantes achacan a un colapso del cuerpo ante el pánico creado por las especulaciones arbitrarias e infundadas de la ciencia y que rozaban la falta de respeto por las víctimas y por sus familiares. Había más argumentaciones, entre ellas, que las mascarillas no funcionan como prevención, pero..., en fin, falsa alarma.