TSti hay algo que sobra en España son las grandilocuencias, los arrebatos al olor de los sables, y las denuncias anónimas. Solicito como ciudadano que paga sus impuestos, que tiene libertad de expresión, y que hizo la mili en Cerro Muriano, al general Alejandre que traduzca sus declaraciones. ¿Quiénes son esos traidores? ¿Cuáles son esas calumnias? ¿Por qué se siente víctima de maniobras?

No podemos consentir que un funcionario público (general o catedrático) salga por peteneras cantadas en ruso. Tampoco podemos consentir que un ministro como Bono maniobre cual edil florentino para evitar tocarle los sentimientos a la cúpula y, de paso, arañar los sentimientos de aquellos familiares de las víctimas del avión que manejaban aquellos pilotos borrachos. Por ahí se sigue la senda de la ignominia, general Alejandre , y no hay mayor conspiración, mayor felonía que ésa, ministro Bono .

¿Por qué en esta España (y en la anterior) resulta tan difícil mandar a un alto cargo de las cúpulas o de donde sea, a hacer puñetas por inepto, sinvergüenza o corrupto? Cambiar de talante, ansiar el diálogo, perseguir la mentira e interpretar el Quijote, amigo Zapatero , conlleva inexorablemente toma de decisiones que escuecen.

Las componendas se quedan para otros y el pueblo así lo ha decidido con su voto. Si un general o un policía municipal, se creen víctimas de oscuras tramas, que se haga la luz sobre esas tramas o se hagan responsables de sus declaraciones. En este país sobran los ¡cuidadines!, los toques de atención, las veladas amenazas, y los ruidos de sables inquietos. Sobre todo cuando cualquier jubilado puede bañarse en Benidorm por un módico precio.

*Dramaturgo