Cuando falle todo, si no está fallando ya, echaremos la culpa a la democracia y al sistema capitalista, pese a que no hemos tenido ni una cosa ni otra. Cada vez hay más gente que pasa del desencanto al enfado, pero el problema no es la democracia, sino nuestro sistema político, que precisamente carece de democracia. España es el único país de Europa con listas electorales totalmente cerradas, lo que produce políticos desarraigados de sus electores, hasta el punto de que hay diputados por Cádiz que son de Cantabria. Esto se debe al aparato del partido, no al ciudadano.

Otra cosa cada vez más generalizada es quejarse de la crisis y achacarla al sistema capitalista neoliberal. Esta crisis no es consustancial al capitalismo, sino que fue causada precisamente por la ausencia de capitalismo. La ausencia de verdadera democracia y verdadero capitalismo nos lleva a la perdición. La fiscalidad de la UE, pese a ser la más elevada del mundo, no basta para evitar déficits públicos devoradores de riqueza, ya que las administraciones gastan por encima de lo racional. La forma de emitir el dinero provocó la crisis. La burbuja del crédito viene de tipos de interés bajos, inferiores a la inflación; si se emite dinero barato, hay burbujas. La tuvimos de crédito y ahora la tendremos de materias primas, bonos y productos básicos.

La intervención política en la emisión de dinero, al más puro estilo soviético, es el origen de los males que ahora padecemos. Todos los sectores económicos están subvencionados, legislados e hiperintervenidos. El mercado laboral y el energético, claves para la competitividad, son de una rigidez legislativa y estructural que recuerdan a la vieja RDA. ¿De qué capitalismo hablamos? No tenemos ni democracia de calidad ni sistema de libre mercado.

J. Baeza Beltrán **

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