Todo partido político tiene dos caras: de puertas para fuera y de puertas para dentro. A ser posible, lo recomendable es que la ciudadanía y, sobre todo, la militancia fije su mirada en el exterior. Sin embargo, hay ocasiones en las que lo de dentro resulta mucho más interesante. En Extremadura, con una victoria por mayoría absoluta del PSOE y un líder sin discusión como es Guillermo Fernández Vara, ha empezado a generarse un interés inusitado quién deberá ser el delfín, la persona que venga a sustituirle. La razón es lógica: la ley de mandatos de la comunidad impide ostentar la presidencia del Gobierno más de ocho años. Guillermo Fernández Vara se enfrentaría a su última legislatura, lo que abre toda clase de especulaciones dentro de la formación. Cuatro años pasan volando y en medio hay un congreso del partido donde se tiene que asentar la dirección que conduzca al PSOE hacia una nueva generación de políticos.

Los pesos pesados del partido andan inquietos con esta situación. No están dispuestos a tensionar al PSOE tan pronto ni empezar a generar bandos ni familias cuando se acaba de recuperar la mayoría absoluta, la integración de la militancia en torno al líder es total y se afronta una legislatura de gobierno en la que se puede desarrollar un programa político sin depender de socios minoritarios ni estar al albur de los aires que se respiren en la oposición. De ahí que en privado hace tiempo que algunos hayan empezado a sugerir un cambio de ley que permita a un mismo candidato estar más de dos legislaturas y, en consecuencia, que Guillermo Fernández Vara pueda ser nuevamente candidato a la presidencia. El viernes pasado, el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, hizo pública esta postura en un acto, señalando que la elevará a la dirección del partido para que se pueda promover en la Asamblea de Extremadura un cambio legislativo. Horas después, dirigentes del partido, tanto de Cáceres como de Badajoz, opinaron en la misma línea, añadiendo, además, que hay varias agrupaciones locales que han preparado proposiciones al respecto.

Ya hay precedentes: Castilla-La Mancha acaba de eliminar la limitación de mandatos con una proposición de ley conjunta de PSOE y PP, que da vía libre al socialista Emiliano García Page para afrontar un tercer mandato. Aquí en Extremadura, por el contrario, el PP se muestra «radicalmente en contra» de que se elimine esa ley que sacó adelante en 2014 durante la legislatura que gobernó la región. Sin embargo, sus votos (20 escaños), no podrían impedirlo ni sumándoles los de Ciudadanos (7) y los de Podemos (4). Los 34 diputados del PSOE serían más que suficientes.

Hay riesgos de parecer que algunos socialistas tienen demasiado apego al sillón o que, ganadas unas elecciones como las últimas en Extremadura, no pasa nada por instaurar el ‘Varismo’ como en otro tiempo fue el ‘Ibarrismo’ y funcionó a la perfección seis legislaturas. Sin embargo, no parecen ir por ahí los tiros. El PSOE quiere tener la libertad de elegir y, frente al discurso de puertas para afuera de que un dirigente democrático debe tener cuantas oportunidades quieran darle los ciudadanos en las urnas, de puertas para dentro lo que busca es sosiego, que cuando toque elegir al secretario general se haga y cuando haya que poner un candidato se lleve a cabo igualmente pero sin la presión del calendario ni la obligatoriedad de tener que cambiarlo por ley.

El momento dulce que viven los socialistas, no hace mucho divididos en la oposición o fragmentados tras los procesos de primarias, no quieren que se acabe tan pronto. El partido pasa por un estado de felicidad y lo que menos necesita son facciones o intrigas en la búsqueda de un nuevo líder. ¿Seguirá Guillermo Fernández Vara la próxima legislatura? Hace una semana la respuesta era: «no, habrá que buscar a otro u otra candidata». Ahora la respuesta es: «no se sabe, será lo que él quiera». Justo lo que busca el partido y estimo que él mismo. Es la única manera de echar el debate a un lado y alejarlo de la esfera de la actualidad.