Antes de reclamar la recuperación de la pasta de Gescartera ("el dinero siempre deja rastros" y "no hay secretos bancarios en casos de delitos", dijo Fernando González Urbaneja) y de alarmarse con la inflación desbocada de octubre, en Casa Del Olmo (Onda Cero) se ocuparon de Josu Ternera. José María Calleja fue el ponente: "Huyó, como era de esperar. El sistema español tiene ataques de garantitis. Sabiendo que fue dirigente de ETA... se le dice venga aquí dentro de una semana, y como es un criminal, un terrorista en activo, coge y se va... Nunca dejó de ser dirigente de ETA". Urbaneja discrepó: "No es un problema de garantitis, sino de relajatitis, de firmeza y diligencia". Manuel Martín Ferrand estaba en esa línea: "A mí me escandaliza que el servicio de inteligencia no le tuviera vigilado". Calleja objetó: "Batasuna diría que se perseguía a un parlamentario democráticamente elegido". "Perseguirle no, vigilarle con autorización judicial; el servicio de inteligencia no funciona", insistió Martín Ferrand. Calleja volvió a culpar al juez. Martín Ferrand se reafirmó y planteó que había que observar las garantías procesales. Calleja abogó por no defender esa línea. Bieito Rubiro le apoyó y acusó al PNV de dar alas a Ternera porque "querían tener al general en el Parlamento para administrar la tregua". Y Calleja remató: "Batasuna es ETA. Podemos criticar al servicio de inteligencia, pero la culpa es del asesino, de quien lo cita en una semana y del exceso de democratitis, que permite a los criminales andar sueltos mientras las víctimas..." ¿Convenció? A dos de sus contertulios no.