El pasado fin de semana ha tenido lugar en Barcelona el congreso de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido de Artur Mas (en la foto) y de Pujol.

Entre las conclusiones del cónclave caben destacar dos: una, con efectos sobre todo en la política catalana, es la intención de ese partido de volver a ser algo así como "la casa grande" del nacionalismo catalán, que le permitió a Pujol gobernar durante 23 años.

La segunda conclusión afecta a la política española. Y es que el congreso ha concluido en la adopción del principio del ´derecho a decidir´ (para entendernos, la autodeterminación), que es el que ha guiado la política del PNV en los últimos años y cuya invocación está en la base del conflicto Gobierno vasco-Estado a cuenta de la consulta de Ibarretxe. Así, CDC habla de conseguir que Cataluña sea una "nación plena y soberana en la Europa del siglo XXI". Se da la circunstancia de que más del 60% de los votantes de CiU son contrarios a la apuesta independentista, por lo que es pertinente preguntarse por qué los dirigente del principal partido de esa coalición han decidido primar más los deseos de los militantes que los de los electores. Lo pueden pagar caro.