Por principio desconfío del que en lugar de analizar insulta. Aún humeante el incendio provocado por las palabras osadas e hirientes de Mayor Oreja , recelo de los que le llaman miserable, indecente, vago, resentido, fracasado y otras perlas porque además de conservador, que nunca lo ha ocultado, no le veo yo cavernícola y sí trabajador, valiente, generoso y sensato. Lo que ocurre es que ha tratado material inflamable, ha olvidado culpablemente que los muertos no son suyos y ha pecado de imprudente en un momento en que ETA anda escupiendo sangre y sus palabras suponen un desafío, no solo a ZP al que acusa de algo gravísimo, sino a su propio partido cuya alianza con el PSE se basa en la lealtad. Con ellas ofende a Basagoiti , a la dulce Arantxa y a tanto vasco heroico que lucha sin armas por la paz. No estoy de acuerdo con que la acción antiterrorista deba quedar fuera de la confrontación política por sentido de estado. No es lícito apropiarse ni utilizar a las víctimas pero sí legítimo discrepar en el modo de luchar contra la bestia, y decirlo. Negarse a negociar y decirlo. Tampoco es raro que Oreja y otros desconfíen de quien llamó a Otegi hombre de paz y transigió con el carnicero de costillas volantes. Y que algo huele a faisán podrido. Pero también es cierto que el PP apoya ahora la política antiterrorista del Gobierno y que el PSOE nacional fue muy generoso y patriótico al avalar el pacto de López con Basagoiti , a pesar de costarle la probable venganza del PNV. Aunque el modo algo tibio en que López se dirigió a los batasunos tras la muerte del gendarme con esa suavidad en las formas no es el que una elegiría para tratar a los que justifican a ETA. ZP no puede ahora de ningún modo negociar con el monstruo después de lo que ha pasado en Francia. No le hará eso a Sarkozy . Los que le llaman Maquiavelo saben que tampoco una España debilitada le favorece. Sí le conviene y mucho que Batasuna --o votos o bombas -- condene la violencia. Pero eso es bueno para todos. También para Oreja. Supongo.