Parece que la Administración tiene pensado hacer un reajuste de plantilla en el Servicio de Correos eliminando plazas de carteros que distribuyen la correspondencia en pueblos diminutos de algunas comunidades, especialmente la gallega, porque dicen que no es rentable para ello han acordado disponer buzones en lugares estratégicos para que cada uno vaya a recogerlo. Ahora hasta en este servicio nos quieren racanear a los que hemos de vivir en los pueblos, lejos de los lugares donde se reparte el botín. Creíamos que de una vez se iba a reconocer el atraso, la marginación y el olvido al que por desgracia nos han condenado; que se estaba gestando un plan de choque para paliar esta manifiesta amnesia, dotando a los núcleos rurales de vías de comunicación que promovieran el desarrollo y tuviésemos las mismas oportunidades que nuestros compatriotas urbanos. Pero seguimos igual, nuestras carreteras son infames mientras no dejan de construirse nuevos cinturones alrededor de las grandes ciudades; nuestro transporte público sigue siendo el autobús mientras en otras zonas no se repara en gastos para la Alta Velocidad que, claro, tienen un destino urbano. Ahora, además, pretenden recortar el número de carteros, pero eso sí, solamente en los pueblos.

Con este cuadro, cómo no van a despoblarse las zonas rurales. Cómo no se va a apoderar el desencanto de nuestros mayores que son los que a la postre siempre permanecen fieles a sus raíces, si no disponen de un hogar donde reunirse, donde se les atienda en algunos servicios básicos como comedores para aquellos ancianos que no saben, no pueden o no quieren cocinar y no les dejamos otra alternativa que ir a modo de mono de feria de casa en casa de sus hijos.

¿Es que no cotizamos y pagamos los mismos impuestos que los que viven en las ciudades? Si no disfrutamos de las mismas ventajas, ¿por qué hemos de arrimar el hombro todos por igual? También aquí ha de imponerse la memoria histórica.

Juan Carlos López Santiago **

Jaraíz de la Vera