Y el Womad cerró sus puertas. Más de cincuenta mil personas han asistido a las actividades programadas para la cita multiétnica que más poder de convocatoria se dan de cuantas se celebran en el país. Si importante ha sido el éxito artístico, nada despreciables son las ganancias económicas que han podido aportar a la ciudad. El comercio local hace balance positivo, pero aún queda la duda si el sector privado cacereño hace algo por garantizar su continuidad para años venideros o deja todo en manos de las instituciones para beneficio propio.

Las calles cacereñas ha sido escenario en los dos últimos días de tres atropellos, sin que hubiera daños irreparables. Sólo durante el pasado año hubo que registrar más de 30 accidentes en los que se vio involucrado algún peatón. Las campañas realizadas por la Policía Local en meses pasados han ayudado a invertir unos números que sólo en el 2001 alcanzó el tope de 46 atropellos. Pero en esta cuestión se caería en un error si cargáramos responsabilidades sobre quienes se dedican a la vigilancia. Conductores y peatones deben poner todo de su parte para reducir el número de accidentes y dejarse llevar y aconsejar, en su caso, por quienes velan por su seguridad.