En el año 2005 vio la luz la ley del divorcio exprés , un instrumento jurídico que solamente en los nueve primeros meses del año pasado causó 90.000 rupturas matrimoniales de las 640.000 que se han generado desde el año de su publicación. Lo cierto es que el Gobierno central prometió, al mismo tiempo que anunciaba la mencionada ley, la remisión de un proyecto de ley a las Cortes que versara sobre la mediación, es decir, una alternativa paliativa frente a las crisis familiares que mitigara, o en su caso declinara, mediante terapia las demoledoras separaciones y los devastadores divorcios. Con todo, nos hemos quedado en propuestas incumplidas y aquel compromiso ya dormido, al parecer, no verá su lanzamiento en esta legislatura. Sin embargo las agresiones se intensifican, los enconamientos aumentan y la sociedad camina cada día más enfrentada. Como dato significativo, en Alemania, Suecia o EEUU, la mediación es obligatoria, y como colofón decir que un 60% de matrimonios superan sus crisis gracias a la mediación y la orientación familiar. Por tanto, ¿habrá algún interés larvado que lleve al vigente Ejecutivo a dar la callada por respuesta? El pensamiento único no es solución pues anula la capacidad de decisión.

Vicente Franco Gil **

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