Lo que me admira y no me explico a mí mismo, es lo que podríamos llamar poder de convocatoria del matrimonio McCann, que ha llegado, puede decirse, a la opinión pública del mundo mundial. Han conseguido el tema actual, la globalización de su caso, vamos el de Madeleine, pero ¿ideado, trabajado, conseguido por ellos solos?

¡Qué personalidad tan atrayente, preocupante y... sobrecogedora! Acaso un poco más la de la madre, sobre todo su gesto facial, sí, su rictus de la boca en el conjunto de la cara, que debe ser estudiado a fondo por especialistas.

Leo que el "tiempo juega a su favor", ¿por qué?, ¿cómo puede interpretarse esta afirmación? Acaso porque se va enredando más la madeja y la verdad queda más oscura y más lejana.

Ahora los medios británicos suponen varias versiones de la muerte de la niña: sobredosis, caída por una escalera, accidente en la habitación,... pero los padres aparentemente flemáticos, como hijos de la Gran Bretaña, siguen y siguen con su convocatoria general, con sus altas relaciones sí, al más alto nivel, manteniendo tipo, manteniendo el suspense, con la colaboración de ciudadanos del mundo que ven a Madeleine, cada dos por tres.

¿Maravilla o no lo que están consiguiendo los McCann? Casos de desaparecidos todos los días, en los cuatro puntos cardinales de la Tierra, pero ninguno con la proyección de éste.

Es que empezó con el Estado del Vaticano, seguido de toda la parafernalia mediática, Reino de la Gran Bretaña, prensa mundial, radio, televisión...

El fin, encontrar a Madeleine (viva o muerta) justifica los medios, ¿son estos de buena voluntad? No hay aciertos porque los medios son malsanos, maquiavélicos, para no llegar a la verdad verdadera.

Estamos peor que al principio, pero, yo el primero, todos preocupados por el caso, más que por: muertes de carretera, empresarios-capitalistas, terratenientes o industriales, que dan trabajo, mucho trabajo pero no salario, ni vivienda, ni papeles a los inmigrantes, permanencia de ETA-Batasuna.

¿Hasta cuándo?

Teófilo Hernández **

Villanueva de la Serena