TLtos titulares, en periodismo, son siempre peligrosos, en no pocas ocasiones, dan un enfoque si no erróneo, sí tan escasamente matizado que pueden inducir a una interpretación incorrecta de los hechos. Titular bien es tarea difícil.

Y viene este párrafo teórico por los comentarios que se han hecho sobre la decisión del Supremo de anular "solo" 133 candidaturas de ANV y todas las de AS. Inmediatamente se queja el PP del Gobierno y del PSOE y Gobierno y PSOE argumentan que se ha cumplido lo prometido y que ha sido el alto tribunal el que ha decidido sobre el asunto y que si no le gusta al PP es porque no respeta la decisiones judiciales. ¿Es esto así? Pues sí y nadie podrá decir lo contrario. Pero hay que añadir al titular un dato más: que el Supremo solo ha podido aprobar o denegar las listas contra las que ha actuado la fiscalía o la abogacía del Estado y que, según sabemos, no han sido todas las listas de ANV. Es decir, el Supremo ha hecho lo que ha podido con los elementos que tenía sobre la mesa y si le faltaban otras listas --y por lo tanto no podía pronunciarse sobre ellas-- es porque ni el fiscal ni el abogado del Estado las habían puesto sobre la mesa. A cada uno lo suyo, no vaya a ser que carguemos al Supremo con responsabilidades que no son suyas.

El segundo matiz viene de la voz dimitida del señor Conthe (ex de la de CNMV) que ha puesto en entredicho y de una sola tacada al señor Arenillas , al candidato Miguel Sebastián , a la Moncloa en su conjunto y --aquí viene la matización-- no tanto a un periodista de la cadena SER -en esta caso a Javier Ruiz- como a las extrañas relaciones de todos los antes citados y una determinada empresa periodística con el presidente del BBVA al fondo y como objetivo.

Estas cercanías de los medios al poder son siempre sospechosas y si en este caso ha sido la SER, en otros lo fueron sus competidores pero resulta contradictorio en un país que pretende ser serio, que periódicos y cadenas de televisión manejen una información que en muchos casos es secreta o lo debería ser. Aquí se filtran sumarios, se adelantan sentencias y circulan los dosieres que da gusto. No es que tengamos magníficos periodistas de investigación --que también-- es que lo que realmente tenemos es una gran chapuza burocrática, demasiados intereses creados y amistades que terminan siendo peligrosas.