El Barça vivió el martes una debacle futbolística como hacía tiempo que no se veía. Después del repaso en el Allianz Arena ante el Bayern --y confiando solo en una lejanísima remontada que a estas alturas habría que calificar de milagro-- el Barça está fuera de Europa y abre una nueva etapa que algunos quieren ver como el definitivo cierre a un ciclo victorioso que empezó en el 2008 con el fichaje de Pep Guardiola como entrenador. La manera en cómo se produjo la derrota conduce a una reflexión que no tiene por qué ser pesimista pero que debe plantearse con seriedad y profundidad. Quizá no sea cierto que se acabe un ciclo, porque el Barça tiene una sólida estructura deportiva que puede permitirle salir del bache. Pero sí lo es que ha llegado a estas alturas cansado, no solo en lo físico sino también en lo anímico, sin recambios efectivos para superar los momentos complicados o superándolos agónicamente. Conviene un replanteamiento radical, con entradas y salidas de jugadores que den un nuevo empuje al proyecto.