THtay noticias que una nunca desearía escuchar y palabras que jamás querría escribir. Cuando la muerte atroz de esas personas a los que gritaríamos desesperadamente ¡no mueras, te amo tanto! , sobreviene como el mazazo invisible y homicida que supone toda calamidad evitable, la empatía y la fraternidad hacen más vívida la terrible conciencia de la fragilidad humana y nos confirman, por si habíamos tenido la temeridad de olvidarlo, que somos seres para la muerte, frágiles como cañas a la deriva. Entonces el dolor se presenta en su bestialidad corpórea y salvaje para golpear nuestra íntima percepción de ser hombres y convertirla de nuevo en horror a manos llenas . Y ahí la relatividad de las cosas se nos muestra en su espantosa desnudez. Una reconoce sobrecogida qué es lo que verdaderamente importa: vivir la vida en toda su plenitud mientras el dios de las pequeñas cosas lo permita. Entonces los cacareos de gobierno y oposición, la refinada y novedosa dictadura de Bruselas, el bullir sindical y la gloria o el fracaso de los que se afanan en el brillo épico del deporte pierden su trascendencia. Un país incrédulo y horrorizado contempla --¡otra vez!-- cómo el absurdo, la fatalidad, el destino y la tragedia se conjuran en una vía de tren para trocar los fuegos rituales, ebrios y mágicos del solsticio de verano en hogueras de desolación, espanto y lágrimas. Los despojos, las vidas rotas, los amores despellejados, los besos que no se dieron, las palabras de consuelo que se quedaron sin decir, todos los perdones que no se pidieron y las manos tendidas que no encontraron a quién ofrecerse o el cascabeleo de las risas que ya no sonarán reposan en veinte sacos en poder de los forenses. Ese tren que venía de Alicante arrolló los cuerpos y arruinó las almas, el futuro, la alegría, la paz y el reposo de familias destrozadas para siempre, con el sarcasmo añadido de que siete minutos después iba a reforzarse la seguridad de la estación. Una vez más la ayuda del hombre llegó tarde para el hombre. Una vez más Dios no pasó por Castelldefels. O quizá sí.