Escritor

Emilio Cabanillas Duarte es un hombre dedicado a la invención. Su lema fundamental es el de hacer útil lo inútil, o aparentemente inútil. Uno de sus caminos utópicos es el de reconducir la energía perdida. Su cerebro es una fuente de riqueza inagotable. Oyéndole, te sientes como conducido por una alfombra mágica cuyo motor es una lámpara maravillosa. Creo que Extremadura tiene en Emilio un investigador de posibilidades inéditas (sería de gran trascendencia crear dentro de la estructura de la Junta de Extremadura un departamento de la invención). Este departamento, que con características desconocidas como brotes de locura, tendría un residuo o poso de sobrevivencia desconocida. Los contornos de la invención son difusos. Tienen en su contra la verdad realizada, que es un término que, lejos de dignificar al ser humano, lo limita. Pero el universo jamás ha permanecido tal como es, sino que la evolución queda ajena al consumidor del pensamiento garbancero, que es aquél que se limita a lo que hay. Hasta que se inventó el fuego, el hombre era un animal de costumbres limitadas. Cuando lo descubre, abre un paréntesis de posibilidades tan desconocidas que sin darse cuenta comienza a inventar el bienestar. Lo primero fue el calor, pero conforme se fue enfriando todo, el cerebro comenzó a buscarse una forma de vivir alternativa que le daba más placer. Depositada en el subconsciente la energía que le provenía de la relación sexual, iniciaba la fusca, sin quererlo, de la dulcedumbre, que es una palabra casi nunca usada pero sí aspirada o aparecida. El ser humano busca y necesita la dulzura, y cuando no la encuentra, tiene reacciones desconocidas. Para llegar a ser como Bush, hay que tener detrás una historia dramática, muy parecida a la que hoy sufre Aznar, que todo lo basa en poner a Batasuna en una lista de terroristas. Este no es el camino.

Hablar con Emilio Cabanillas te produce la necesidad de encontrar lo inútil del ser humano para transformarlo en utilidad. El gran drama del PP es que no sabe cómo articular la utilidad de Floriano, y los argumentos que esgrime Monago, o el señor Casado, son inútiles. ¿Quién se va a fijar en una página web en que la Junta de Extremadura se tira flores a sí misma y perjudica al PP? Creo que Emilio Cabanillas nos dará un día sorpresas sin cuento.