Profesor de Investigación del CSIC

La foto de Lima Azimi, la atleta afgana que corrió los 100 metros en los Mundiales de Atletismo de París a su aire, dio la vuelta al mundo. Corrió enfundada en un chándal exagerado para cubrir sus formas femeninas y no herir a los suyos. Tardó un mundo en acabar el hectómetro; aquello fue noticia. La imagen era conmovedora. Nadie le había dicho que el deporte es un negocio: hay que alimentar la pasión del consumidor con marcas y la del cliente con héroes; y que para eso hay que competir y romper los límites del cuerpo, aunque uno se quede en el camino.

Esa imagen ingenua, sin embargo, es como la mirada del niño que grita !ahí va, si el rey está desnudo . Por si había dudas, ya sabemos que el deporte olímpico no es un juego, porque en él la atleta Lima Azimi está de más. Lo dice la fotografía.