Los dos partidos regionalistas extremeños celebraron ayer sendos congresos para rearmarse de cara a próximas citas electorales. En ambos casos, los objetivos son claros: recobrar el protagonismo que, aunque a pequeña escala, tuvo este movimiento en los albores de la democracia. Difícil reto el suyo. Tanto la coalición Prex-Crex como Extremadura Unida no calan en una sociedad que se siente tanto o más española que extremeña y que percibe que la defensa y el progreso de Extremadura están más que satisfechos con el trabajo del PSOE y el PP. Solo Prex-Crex está teniendo una mínima oportunidad de influir en la política autonómica gracias a su alianza con el PSOE. Pacto este que se debe revisar el verano próximo con un órdago encima de la mesa: los regionalistas quieren una vicepresidencia o una consejería.