Nace para impulsar la creación literaria en Cáceres. Su inicio, en abril, tiene singular trascendencia, si, como afirma Umbral , vida y literatura es una misma cosa, o escribir es una manera de vivir, según Flaubert . El fin de la Fundación ReBross que abre este centro es descubrir campos de trabajo creativo desde la escritura, estimular la percepción de la realidad, para lograr mirar y contar el mundo con expresión correcta. Pues mirar supone aprendizaje, como saber comentar una obra de arte.

Ambicioso objetivo, de hermosa y absorbente vocación, que, además de hacernos feliz, como al prolífico autor norteamericano Bukowski , el Nobel Vargas Yosa nos advierte que la escritura no es pasatiempo, ni deporte o juego para el ocio, sino dedicación exclusiva y excluyente, en que se aprende una técnica que dicha fundación tratará de enseñar, habilitando cursos, seminarios, talleres y encuentros de escritores.

Su presidente, Francisco Rebollo , considera muy útil la iniciativa para la ciudad, por lo que da este paso, alentado, además, por muchos cacereños. Propiciará una "promoción cultural", mediante talleres de escritura y ciertas herramientas, facilitando intercambios de experiencias a escritores iniciados en la publicación de primeras obras. La programación se impartirá por profesores-autores con experiencia, mediante cursos y seminarios sobre creación literaria, ampliación de referencias o dominio de los recursos literarios.

La ELE, para alcanzar tales técnicas, posee un proyecto que desarrollará con rigor, didáctica y disciplina, más adecuados "talleres", aunque, por otra parte, sin olvidar el aviso de Umbral: "No hay mejor taller de escritura que los buenos libros". De este modo, se abren cauces de comprensión para hablar y escribir bien, para cuyo fin es imperativo canónico hacer tenaces lecturas de textos de grandes literatos --Ortega , Borges , García Márquez , Cela , y tantos otros--. Pero huyendo de toda copia mimética de sus estilos, para ir a hacia propios y personal sellos, sin reproducir mecánicamente las figuras y maneras de sus respectivas escrituras. Un segundo paso sería ser formalmente escritor: difícil aventura, llena de incertidumbre y subjetividad, aunque esté lejos de ser "sublimes sin interrupción", como postulaba Baudelaire . Un objetivo singular que no todos alcanzarán.