No sé si al final de este artículo me habré metido en un charco o en dos, si habré convencido a alguien o si todo el mundo estará en contra, o si es que hay cosas que me cogen ya un poco mayor.

Que sí, que cada uno es dueño de su cuerpo y puede hacer con él lo que quiera (hay quien es feliz tatuándose el escudo de su equipo, fijénse), pero lo del exhibicionismo adolescente, e incluso infantil, no lo entiendo.

Creo que hemos construido una sociedad hedonista, atenta siempre a la imagen propia y más aún a la reacción que provoca en los demás. La belleza, la sensualidad, el morbo son asumibles por adultos y entre adultos con la cabeza amueblada (lo presupondremos, como el valor en el ejército), pero cada día me sorprende más la sexualización de los menores, sobre todo las niñas, a unas edades en las que no son conscientes de lo que implica.

Desde hace un par de años los pantalones cortos son tan cortos que son más bien bragas. Y si han ido recientemente a alguna playa o a alguna piscina, habrán visto que este verano los bikinis son, en su inmensa mayoría, unos tangas diminutos, que tapan lo estrictamente necesario para no ser una pegatina. Y los llevan niñas desde los 10 o 12 años, porque «es la moda y los llevan todas, mamá».

Nos parece fatal que unas señoritas, adultas e independientes, se enfunden en unos monos bien apretados para tapar con sombrillas a los motoristas, o que se paseen en traje de baño para que las puntúen como si fueran charolesas en una feria de ganado. Pero asumimos que niñas, menores, a nuestro cargo, se paseen por playas y calles imitando conductas propias de edades mucho mayores.

Que no sé si me van a acusar de machismo o proteccionismo o qué, pero desde luego no veo a los hombres enseñando las cachas en las playas, ni llevando camisetas ombligueras. Ni falta que hace.

Teniendo en cuenta que la media de vida en España ronda los 80 años, ¿qué necesidad hay de hacer que las niñas sólo puedan ser niñas durante unos 12 años, porque enseguida tienen que mostrarse como mujeres? Tienen otros 70 años para ser adultas, así que no veo la prisa, la verdad. Que los cuerpos jóvenes son bonitos, pero los niños deberían seguir siendo niños sin prisa. Y ya me sé eso de que el mal no está en quien enseña, sino en quien mira, pero a día de hoy y con las redes sociales todo está al alcance de cualquiera en un clic, y un culo bonito de 11 años en Chipiona puede acabar en la pantalla de cualquiera en Toronto.

Por supuesto, cada uno en su casa es libre de educar a sus hijos como prefiera, pero dejarnos llevar porque todos lo hacen nunca me pareció la mejor manera.

Sobre los límites y el decir No, si quieren, hablamos otro día. H