WEw l establecimiento de la Camorra en nuestro país, según ha podido comprobarse con las detenciones llevadas a cabo por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en los últimos meses, ya no es un asunto esporádico o circunstancial, sino una realidad cada vez más tangible y con visos de que, desgraciadamente, será duradera. El crimen organizado ha sufrido unas cuantas bajas en nuestro país, las últimas de las cuales protagonizadas por Antonio Caiazzo y Francesco Simeoli en Majadahonda (Madrid), y Salvatore Zazo, enlace napolitano con los cárteles colombianos, detenido en Barcelona, los tres en el mes de enero. Antes de estos sucesos, hubo importantes redadas policiales en Toledo, Málaga y Platja d´Aro (Gerona), donde cayó el capo Patricio Bosti cuando se encontraba en una pizzería. Todo indica, pues, que los avisos del escritor Roberto Saviano perseguido por la Camorra por la publicación de su libro Gomorra , en el sentido de que las bandas del crimen organizado hablan de España como "la costa nostra", se cumplen con creces. También está en esa línea la periodista Rosaria Capacchione, autora de L´oro della Camorra , que ha analizado la expansión económica de la organización criminal en la península.

La información que publicó el lunes EL PERIODICO EXTREMADURA pone el acento en un tema especialmente espinoso y de incalculables consecuencias, porque ilustra cómo las mafias se dotan de una estructura impecable que va más allá de la simple delincuencia para convertirse en un auténtico mercado del crimen, organizado además según ortodoxos criterios economicistas, de amplitud de mercado y de minimización de los riesgos. España, que se ha convertido en los últimos años en algo así como ´el Wall Street de la cocaína´, no solo es la puerta de entrada de la droga, sino una auténtica lonja desde donde se marcan las directrices y las políticas que se aplican luego disciplinadamente en todo el continente europeo.

Lejos de los parámetros conocidos y popularizados en novelas y películas, esta Camorra que nos invade --como puede constatarse en la obra ya mencionada de Saviano-- es un enjambre disperso y nada heroico o romántico, y sobre todo decididamente violento, que huye de las ostentaciones y vive, en España, de una manera discreta, con especial dedicación a los negocios, con conexiones internacionales --en especial, con Colombia-- y con una amplia variedad de registros para el blanqueo del dinero y, si se da el caso, para la huida o la desaparición.

Por todo ello, se hacen necesarios, más que nunca, compromisos y colaboración comunitaria entre las fuerzas del orden, porque la dimensión del crimen es global. Detectado el cáncer, urgen, para tranquilidad del ciudadano, cirugías radicales y conjuntas para intentar extirpar un tumor tan maligno.