El episodio de la presentación por parte de Granja de Torrehermosa de su candidatura para acoger el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos radiactivos entra dentro de la categoría del esperpento. En primer lugar porque no cumplía el requisito formal de haber sido aprobado en el Pleno corporativo, lo cual ya denotaba el rigor con que los concejales de la Plataforma Granjeña, con su alcaldesa a la cabeza, se habían tomado un asunto de esta envergadura. Para ellos bastaba que lo aprobaran en Comisión de Gobierno, sin siquiera dar cuenta a la oposición y, luego, si el Ministerio de Industria admitía la candidatura, ya habría tiempo de "consultar al pueblo".

Por si hubiera dudas acerca de que la decisión sobre el cementerio nuclear era poco más o menos que al boleo, ahora dice la alcaldesa María Josefa Tejada, que el ayuntamiento no va a presentar alegaciones contra el lógico rechazo a su candidatura, porque se han enterado de que además del ATC, el municipio que sea finalmente elegido tendrá también que acoger una planta de experimentación nuclear, lo cual "sí incrementa el riesgo potencial", asegura. Menos mal.

Lo dicho: un esperpento.