WLwa celebración del Día de Europa coincidió ayer con la entrada en vigor en la UE de la norma de Bruselas que obliga a utilizar los cinturones de seguridad en autocares y camiones, y con la aprobación por el Parlamento de Estonia de la Constitución Europea. Con estos distintos hechos, un observador poco avisado podría llegar a la conclusión de que la Europa de los Veinticinco ha cumplido la mayoría de edad y su consistencia institucional está fuera de duda. Pero la realidad es otra a pesar de que el 60% de las leyes españolas respondan a directivas europeas y de que la integración económica sea una realidad.

Las diferencias entre el presidente del Parlamento Europeo, José Borrell , y el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso , relativas a la prolongación del periodo de reflexión abierto después de los nos de Francia y Holanda a la Euroconstitución, son la última prueba de la fragilidad política que afecta a la UE. El hecho es que los euroescépticos se resisten a reactivar la Europa política y los 10 últimos socios de la UE se conforman con que la organización sea una zona de libre cambio. Y detrás de ambas posiciones, la presión de Estados Unidos para preservar la sujeción de Europa a su política exterior y de seguridad.