TLta semana próxima es clave en la concreción del pacto PSOE-PP en un País Vasco que pide a gritos una cura de desintoxicación de nacionalismo. Eso no supone exclusión, aunque el PNV trate de inocular esa idea. De nuevo, la adicción al victimismo, uno de los elementos tóxicos que enrarecen el clima político vasco. También el discurso conminatorio está en la naturaleza del nacionalismo: "Si Patxi López se alía con el PP, que no espere nuestra colaboración", declaraba hace unos días Andoni Ortúzar , dirigente vizcaíno del PNV.

Tal vez estas advertencias pertenecen a la escenificación propia de un clima negociador previo a la constitución del Parlamento. Luego sabremos si el PNV echa una mano o de verdad opta por el aislamiento y la oposición dura a un Gobierno de Patxi López con el apoyo externo del PP.

¿Dejaría de apoyar el PNV un plan de carreteras, sólo porque los socialistas se apoyan en el PP para normalizar el País Vasco? Sin embargo, mucho me temo que el PNV querrá que se visualice la existencia de un frente españolista. La habilidad y la inteligencia de Patxi López consistirá en impedir que se traslade esa percepción, sin que sobre recordar de vez en cuando que en los últimos diez años el único frentismo lo han practicado los nacionalistas, si exceptuamos un reactivo y ocasional frente constitucionalista en 2001.

La actual complicidad López-Basagoiti no es comparable a aquella aventura fracasada de Mayor Oreja y Redondo Terreros . Ahora no se trata de repartir cargos sino de concertar las grandes líneas políticas de la normalización democrática. Por ejemplo, el compromiso real de hacerle la vida imposible a ETA y la exclusión de las cuestiones identitarias de la agenda política. El PNV sabrá si le interesa formar parte de esos dos consensos básicos o quiere seguir formulando apuestas ya fracasadas. Por su parte, PSOE y PP, partidos centrales de nuestro sistema político, lo tienen claro. Juntos frente a las tentaciones segregacionistas y el abominable terrorismo de ETA.

Un día de estos le dedicaremos un turno a las eventuales derivadas en la lucha por el poder de estos dos partidos centrales. El PSOE podría tener la tentación de cambiar cromos: mejorar la posición del PP en el País Vasco a cambio de que le garantice la estabilidad del Gobierno en el Parlamento nacional. De momento, eso no tiene recorrido, pero las preguntas quedan ahí: ¿Hace un mal negocio el PP llevando a Patxi López en andas parlamentarias hasta Ajuria Enea?