Soy saharahui, con nacionalidad española, y resido en la localidad vallisoletana de San Miguel del Arroyo. Hace unos días, en compañía de otros tres amigos -todos ellos mayores de edad y nacionalidad española- emprendimos un viaje en avión desde Madrid con destino a Dajla (antigua ciudad española de Villa Cisneros, en el Sahara Occidental) haciendo escala en Casablanca, Marruecos. El motivo del viaje, además de turístico, tenía un gran valor sentimental, ya que representaba el regreso al origen familiar saharaui y el contacto, por primera vez, con el añorado territorio. A la llegada al aeropuerto de Dajla me comunicaron que carecía de autorización para pisar territorio marroquí -el resto de compañeros sí que la tenían-- y se me conminó a volver a Casablanca para ser expulsado a España (vía aérea destino Madrid). Durante todo el tiempo que transcurrió en el aeropuerto de Casablanca hasta mi expulsión al día siguiente, permanecí un total de diez horas custodiado por la policía y con el pasaporte español retenido. Incluso, en algún momento, también se me privó de mi teléfono móvil. Finalmente, me devolvieron el pasaporte, me introdujeron en el avión y me enviaron de vuelta a Madrid. Escribo esta carta para expresar mi indignación por lo que considero un abuso y una arbitrariedad en el trato recibido, como ciudadano español, por parte de las autoridades de Marruecos. Este episodio ha sido comunicado al Ministerio español de Asuntos Exteriores para que actúe en consecuencia y para que trate de evitar que vuelva a suceder.