Historiador

Se celebra, como cada año, en este final de noviembre, la Feria Hispano-Portuguesa (Fehispor) en las instalaciones feriales de Badajoz. Siempre ha sido un acontecimiento importante para nuestras relaciones transfronterizas, tanto institucionales como comerciales, económicas, culturales, etcétera; pero este año alcanza incluso una mayor importancia dado el afortunado momento que estamos viviendo por la decisión acordada sobre el trazado del AVE, que recorrerá Extremadura y el Alentejo. De ahí que tengamos que mirar esta feria como un espejo de nuestras relaciones y un eslabón en nuestra proyección de futuro, que tantas veces vamos a recorrer en común.

En el acto inaugural estaban, entre otros, el cónsul de Portugal en Badajoz, el presidente de la región de Turismo de Evora y los presidentes de las C¢maras (ayuntamientos) de Elvas y Campomaior. Es decir, una representación institucional a la que se le debe conceder un trato protocolario y humano deferente. Sin embargo, salvo algún anecdótico acercamiento del alcalde de Badajoz con algunos de los nombrados, el resto deambulaba por el recinto ferial desasistido por parte del gobierno local del PP, sin que en el vino de honor que hubo después fueran atendidos. O sea, como tantas veces, ausentes de sus obligaciones y la mínima cortesía con el visitante, con unos visitantes con los que hay que ir de la mano en el futuro del fortalecimiento transfronterizo en que Badajoz está llamada a ser la referencia fundamental, con un liderazgo indiscutible. Se hace, cómo no, imprescindible que aprendamos aún mucho más de nuestros vecinos en cuanto a delicadeza de trato y a saber estar; es, además, nuestra obligación ante los que siempre acuden generosos a cuantas llamadas les hacemos.