WAw lgo se prepara en los pasillos del poder en Cuba cuando el líder de la revolución recurre a las páginas de la revista norteamericana ´The Atlantic´ para reconocer que el modelo cubano no se puede exportar porque "ya no funciona" ni en la isla. Más tarde Fidel Castro se ha desdicho, pero el desmentido no le resta un ápice la lucidez a la crítica, la cual es impensable, sin que, al mismo tiempo, su hermano Raúl, jefe del Estado, se disponga a impulsar una reforma que rescate a la economía de la postración y la ineficacia. Las señales en esta dirección han menudeado durante los últimos meses, incluido el anuncio del presidente de que el régimen no puede seguir manteniendo a su costa a un millón de trabajadores. Se estaría así ante una operación encaminada a preparar el terreno a los reformistas y contener a los refractarios a cualquier cambio --los veteranos del partido y una parte de las fuerzas de seguridad-- para encarrilar la reforma por la vía de los estímulos a la iniciativa privada, las inversiones extranjeras y la negociación de un modus vivendi con EEUU. Una operación con costes sociales altos, con más referencias en la vía china del capitalismo tutelado por el partido que en la desastrosa experiencia rusa.