La torpeza política o la mala intención de algún damnificado hicieron que los planes del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero para reformar el ejecutivo fueran filtrados precisamente ayer y taparan informativamente uno de los mayores éxitos de Rodríguez Zapatero como presidente: la normalización de las relaciones con la Casa Blanca, explicitada en un largo y cordial cara a cara en Praga con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. El líder del Partido Socialista español había preparado meticulosamente el acercamiento al presidente de Estados Unidos después de sufrir durante cinco años el absurdo desprecio por parte del anterior mandatario norteamericano en la Casa Blanca, George Bush.

Las relaciones entre España y Estados Unidos han seguido funcionando con normalidad en terrenos comerciales, culturales y de cooperación internacional, pero era una clara anomalía que los máximos dirigentes políticos de ambos países no pudieran establecer un diálogo directo. Y eso era así porque durante el mandato de George Bush, en su soberbia y en su trasnochada concepción de las relaciones internacionales, nunca se quiso tratar al presidente español como lo que era: un aliado de Estados Unidos que, legítimamente, había retirado las tropas que estaban destinadas en Irak por considerar que esa guerra era injusta e ilegal.

La fotografía de José Luis Rodríguez Zapatero con Barack Obama estaba llamada a ser la gran noticia del día. Pues bien, los rumores sobre una crisis de Gobierno cristalizaron ayer en noticias precisas sobre los cambios en los ministerios, que no fueron desmentidas --aunque tampoco confirmadas-- por el presidente del Gobierno. Así se dio pábulo a que los relevos dentro del gabinete se producirán esta misma semana y que serán profundos.

Tanto que afectan al vicepresidente económico, Pedro Solbes, quien según todos los indicios será sustituido por la actual ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado. Se sabía que el relevo de Pedro Solbes era solo cuestión de meses o de semanas, pero ayer trascendió que en el baile entran, además, dos pesos pesados del Partido Socialista: el presidente de Andalucía, Manuel Chaves, y el vicesecretario general del partido, José Blanco.

Eso da idea de que José Luis Rodríguez Zapatero busca un Gabinete que tenga una mayor fuerza política, que sea capaz de articular un discurso creíble en la batalla contra la crisis económica, que es la principal preocupación de los españoles, y que sea capaz de mantener un resultado digno en las elecciones europeas del mes de junio, en las que puede producirse una victoria del Partido Popular. Si se confirman estas noticias, la crisis abrirá el relevo en Andalucía y dejará fuera de combate a la desgastada ministra de Fomento, Magdalena Alvarez.