Podrían ser fotos de caras de forajidos buscados vivos o muertos en una película del oeste, con recompensa de 100.000 dólares para el afortunado cazador. Pero no. Son fotos de caras de políticos a la caza de los votos que les hagan afortunados. El lema "se busca" que utilizaban en el oeste, aquí ha cambiado por frases persuasorias que se pueden sintetizar con la palabra "buscamos" --votos--. A diferencia de los rostros cabreados y desaliñados de los forajidos del oeste, estos muestran un aspecto bien acicalado y risueñas caras de bonachones: labios cerrados con las comisuras ligeramente curvadas hacia las mejillas o abiertas sonrisas que parece que irradiaran una felicidad infinita. En campaña electoral los partidos políticos buscan, a través de la fotografía, la imagen más atrayente de sus líderes.

Otra muestra de capacidad y buenas intenciones ha de estar en la fotografía de partido. En el centro se suele colocar el líder o lideresa, arropada por los suyos. Todos deben buscarse el gesto idóneo y positivista para trasmitir a la cámara: poses tranquilas y tranquilizadoras, caras sonrientes pero a la vez sobrias, que denoten semblantes convincentes. Vestuario comedido y variado: sencillas camisas y pantalones que sugieran austeridad, mezclados con trajes que indiquen compostura y circunspección --queramos o no, vivimos en una sociedad en la que todavía muchísima gente mide a los demás por la apariencia, y eso se tiene en cuenta--. No hay que olvidar que en el conjunto de la composición fotográfica se debe dejar entrever sutilmente el ideario político al que representan. Eso se consigue añadiendo o contrarrestando camisas, corbatas, chaquetas, pañuelos, bolsos, tipos de peinado, símbolos, etcétera.

Una vez hecha la foto, dejarán de ser lo que han sido justo en el momento que disparó la cámara. Cada uno volverá a sus vicios, sus manías, ambiciones, carencias, opulencias, acaparamientos, como cualquier ser humano. Pero ante la cámara sabían que posaban para humanos que votaremos a políticos.