De la noche a la mañana, los docentes hemos pasado de ser reconocidos y valorados por nuestro trabajo a vilipendiados por no querer abrir los centros educativos, o impartir unas clases presenciales que ya se están realizando no presenciales con alto grado de consecución, no sólo a jornada completa si no a día completo con mucha dedicación, esfuerzo, voluntariedad y recursos propios, que ni a familias y a Administración se les olvide cuando los primeros, gracias a Dios, pocas, nos halagan con sus adjetivos y los segundos mandan instrucciones para compatibilizar actividades presenciales y no presenciales. Para apenas siete días de clase presencial que se pretendía, de las cuales, poco refuerzo o escasa conciliación laboral para las familias conllevaba, en qué mal lugar se ha dejado a los docentes sin necesidad alguna, cuando además había que sumar el riesgo sanitario a asumir tanto para los alumnos como para docentes, cuando el trabajo se está realizando con creces.

Para colmo, ayer, presente en la reunión de función pública, nuestra vicepresidenta, además de las escasas cuentas, justificaba la decisión de no subir el 2% argumentando que su prioridad son los que han perdido su trabajo y los que lo perderán a corto plazo. Loable, pero sin subida del 2% no se debe aplicar el aumento a 19 horas en Secundaria, que fue la condición firmada y pactada para percibirlo, ni otro tipo de ajustes de unidades, desdobles u optativas en todas las etapas, pues aplicándolo se pueden quedar en la calle a cerca de 400 trabajadores y familias de forma directa y más de forma indirecta. Si tanto importa a nuestra Junta los parados extremeños, lo lógico sería no dejarlos en el paro, porque los funcionarios interinos también tienen familias y también son vulnerables. Además, cuando se vislumbra como única solución reducir las aulas a quince alumnos para el próximo curso, en Extremadura ajustamos las plantillas a veinticinco, treinta o al máximo posible. Que conste que soy consciente que la decisión es política, no técnica, como algunos haciendo mal uso o abuso quieren hacer transcender.

Sin subida, los docentes hemos perdido la friolera de 600 euros mensuales acumulado en nuestras nóminas, no se han pagado a los miembros de tribunales o las itinerancias, las transferencias a centros para gastos se han reducido a la mínima expresión, las plantillas si nadie lo remedia, se van a ver mermadas y las perspectivas de futuro no son halagüeñas.

Se nos pide responsabilidad y vocación altruista por un lado, esfuerzo y horas extras por otro, adaptaciones a cambios de opinión y opiniones de un día para otro según barómetro, sacrificios por un bien común o por tapar una mala gestión, cuidador y formador, en definitiva, se nos pide satisfacer a todos, con nuestros propios medios y sin cobrar. No matéis a la gallina de los huevos de oro, o simplemente dejad de tocar sus huevos, que cada gallina esconde un dinosaurio en su interior.

*Maestro