El pasado sábado me impresionó una noticia en diversos artículos del conjunto de la prensa extremeña: la de las ventas de empresas de dicho grupo por valor de 386 millones para sus necesidades de capitalización a cuenta de la crisis actual del grupo, por otra parte, muy condicionados al negocio del ladrillo (ferrallas, cementos, hierros para estructuras-). Tres buques insignia que pasan a un potente grupo brasileño sin crisis, más bien lo contrario, en plena expansión y con gran futuro, entre otras cosas por estar en una de las economías mundiales emergentes.

La tremenda operación antiambiental para la legalización y autorización de la cementera de Alconera en pleno boom del ladrillo, así como las recientes adquisiciones de dos acerías en el País Vasco se han saldado con los respectivos ERE y terminan con la venta de estas tres empresas. Frustraciones para todos.

¿Estamos ante la claudicación de la Refinería Balboa en el corazón de Extremadura? Yo diría que está próxima, y nada más cerca de mis deseos. Pero nosotros, los opositores a tal despropósito social e industrial, no debemos ponernos medallas (aunque hayamos empujado un poco), pues las cosas han ido por otro lado. La demora en el expediente de la Evaluación Ambiental desde el Ministerio, la presión garantista de Portugal, los costes crecientes del proyecto industrial, la crisis del ladrillo y el consecuente enfriamiento de la economía, el abandono de dos grandes bancos que ya no creen en este proyecto, además de unas dificultades financieras comunes para todos, parecen que van a frustrar este gran dislate estrella en el crecimiento económico regional.

Juan E. Mena Cabezas **

Llerena

Ingeniero Técnico Agrícola y Biólogo.

Concejal de Izquierda Unida de Llerena.