Cierto es que la situación política en nuestro país es inédita, y también es cierto que la mayoría de los ciudadanos prefieren un gobierno que un singobierno, pero también no es menos cierto que la voluntad del pueblo, para aquellos que se les llena la boca de moralidad y ética, algo ha tenido que ver con cargos y carguitos, y a unos ha confiado el cargo y a otros los carguitos.

Ahora resulta que los carguitos serán cargos y los cargos menos cargos, todo con tal de poder hacer y deshacer sin necesidad de confluir en acuerdos, bastará con comparar las ideas a cambio de escaños.

Desconozco si algún politólogo, estadista o iluminati, ha aconsejado a nuestro actual presidente en funciones, ceder ante las pretensiones de una coalición entre PSOE y Unidas Podemos, Podemos, Unidos si podemos, Podemos Unidos o Unidos Podremos, pero me da la sensación, que ni los unos quieren la coalición ni los otros tampoco. Me refiero a la gente de base, incluso a más de un dirigente de uno o de otro, por supuesto los agraciados justificarán y ratificarán la necesidad de dicho acuerdo.

El PSOE, el de siempre, nunca ha sido extremista, igual que el PP nunca lo ha sido. Ambos tendrían miembros escorados a uno u otro lado, en algunas ideas más de allá que de aquí y viceversa, pero vamos a decirlo así, ambos confluían en una centralidad moderada en ambos límites, distanciados y distantes, pero en la misma franja, incluso en muchos casos coincidente. La sociedad Española ha votado, y ha dejado a cada uno en la posición que así ha visto conveniente.

Por supuesto que hay pactos y acuerdos, pero será la primera vez en la historia de España, al menos que yo haya vivido con medio siglo, que la moneda de intercambio sean sillones, y lo peor, que el partido ganador ceda a vender esos sillones para que un partido que ni ha salido elegido, ni segundo ni tercero, siquiera acercado a gobernar, todo lo contrario, dirija las vidas de ciudadanos que no han querido eso. Por supuesto que también estoy en contra de gobiernos en coalición con independentistas y «demás» que prefiero callarme, pero al menos no se les promete ministerios, ya sería lo que faltaba.

No soy adivino, no sé qué pasará en breve, pero desde luego el bien de unos pocos no puede ir en contra de la voluntad emanada de las urnas y de una mayoría social que sí ha elegido y verá desconcertada como su voto ha ido a quien no pretendía.

Si alguno cree que le beneficiará este acuerdo, seguramente, el problema es que el gobierno del pueblo, el votado, querría que les beneficiara a ellos.