Pocas veces se ha visto una cosa así. La formación de gobiernos municipales en Cáceres y Badajoz ha vivido esta vez un desarrollo, cuanto menos, atípico, que ha tenido en vilo a candidatos y ciudadanos durante más de dos semanas. Es obvio que no se trata de ir radiando o comentando cada paso que se va dando en una negociación. También que la discreción es fundamental si se quiere llegar a buen puerto. Pero de ahí a vivir un auténtico apagón informativo va un abismo, pues sin información de ningún tipo en un asunto tan trascendental como es el gobierno de las dos ciudades más importantes de la región, lo que se consigue es dar rienda suelta a la especulación y dejar entrever que los partidos a nivel local tienen escaso margen de maniobra y todo depende de Madrid.

Es de sobra conocido que el PP y Cs abrieron una mesa de negociación en la capital de España donde se pusieron sobre la mesa todos los ayuntamientos de capitales de provincia. La consigna de los de Rivera para con Extremadura era que se podía alcanzar un acuerdo en Cáceres y Badajoz, siempre y cuando la primera ciudad fuera para los populares y la segunda para Cs. Sin embargo, el PP extremeño se mostró en desacuerdo (estaban dispuestos a ceder Cáceres pero no así Badajoz), y Cs tenía preferencias por el PSOE de Cáceres a tenor de los contactos que ya había mantenido a priori.

El caso es que sobre estos dos posibles pactos ha girado toda negociación esta última semana. Finalmente, en Badajoz Francisco Javier Fragoso se avino el viernes a permitir un gobierno compartiendo la Alcaldía cada dos años para, al menos, salvar los muebles; y en Cáceres, ya de madrugada, la dirección nacional de Cs tuvo que transigir con la abstención al PSOE (no la coalición de gobierno como se había hablado con el PP) dada la cabezonería de su candidatura local y la advertencia de que podía haber desobediencias o incluso dimisiones.

Ahora PP y Cs (o el PSOE en algún caso) negarán estos extremos y dirán que se trata de una especulación más. Es más, sostendrán que toda la negociación se ha hecho aquí, en Cáceres y Badajoz. Mentirán si lo hacen. No en vano, aunque no ha trascendido, hasta el propio Vara y el propio Monago han tenido que verse o tratar con el interlocutor nacional de Cs, Carlos Cuadrado. ¿Quién manda? Habrá que preguntarse. Juzguen ustedes mismos, pero los de aquí por sí solos me temo que no.

PIENSAN EN EL PP que, al final, la pieza mayor que es Badajoz, bastión popular desde 1995, no va a caer en manos del PSOE a pesar de haber ganado las elecciones con 12 concejales frente a 9, y aunque se tenga que compartir Alcaldía con Ciudadanos ya había anunciado Francisco Javier Fragoso que era su última legislatura, por lo que, de una u otra forma, iba a haber que buscar un nuevo candidato en el ecuador de la legislatura. Su conclusión es que el ‘trato’ no ha sido el peor posible porque, al menos, el PSOE no coge más poder. Ahora que la derecha está en crisis y dividida sería la mejor forma de apuntalarse en este consistorio y no lo va a lograr. A cambio, su candidato tendrá que formar un gobierno con hasta tres partidos (PP, Cs y Vox) donde el segundo no quiere saber nada del tercero y éste último exige su sitio y cuota de poder correspondiente. Veremos cómo lidia.

En el caso de Cáceres, la cosa es diferente. El PP daba casi por perdida la ciudad y el cambio in extremis de candidato, sustituyendo a dos meses de las urnas a Elena Nevado por Rafael Mateos, así lo daba a entender. Los populares no se han entendido con Cs, entre otras cosas porque no han querido ceder dos años de alcaldía como en Badajoz. Han preferido no contaminarse ni actuar a la desesperada. Esperaban el salvavidas de Ciudadanos pero, al final, no llegó.

Como resumen de estas elecciones municipales habrá que convenir que el PSOE ha salido bastante airoso, aunque se ha dejado por el camino varios cadáveres. A la pieza de Cáceres deberá sumar la de Almendralejo, donde Cs y PP no se han entendido al estar imputados tres miembros de la lista en el ‘Caso Púnica’. En esta ciudad José María Ramírez recupera la alcaldía para los socialistas después de 8 años aunque deberá gobernar en coalición con Cs.

En el lado de las bajas está Badajoz (que se veían gobernando al haber ganado las elecciones por una amplia mayoría) pero sobre todo Villafranca de los Barros y Jerez de los Caballeros. En el primer caso, por el simbolismo que representa perder una ciudad en la que venían gobernando desde hacía 36 años de la mano del histórico Ramón Ropero; y en el segundo porque, a solo 2 votos de la mayoría absoluta del PSOE, un ‘tripartito’ de Podemos, PP y Cs han hecho alcalde al único concejal de la formación morada alcanzando un pacto de salto mortal cuyo fin nadie conoce.

Al final, vistos todos los acuerdos y asentados todos los ayuntamientos, lo que queda es que la voluntad de los ciudadanos no se constata ni se plasma en la conformación de muchos gobiernos. Todo lo contrario, en ausencia de mayorías absolutas, depende de los intereses o los pactos de unos pocos o, lo que es peor, de ser moneda de cambio de lo que entiendan unos señores en Madrid.