El riesgo de pandemia a causa de una forma nueva de gripe porcina, que se trasmite de persona a persona, ha hecho sonar todas las alarmas. La multiplicación de casos sospechosos de gripe en varios lugares del planeta, incluidos los de Barcelona, Campdevànol, Girona, Almansa (Albacete), Bilbao, Valencia, Algeciras y Teruel --anoche eran ya ocho--, todos los cuales afectan a personas que han regresado recientemente de México, justifica los temores porque, como ha sucedido en otras situaciones sanitarias críticas --la aparición del sida, la enfermedad de las vacas locas, la difusión del ébola, la gripe aviaria--, la economía global y los viajes operan a favor de la propagación del virus A/H1N1. Es decir, que la lejanía del foco infeccioso no es un factor de seguridad, y si se confirma que la enfermedad está fuera de control, será inevitable introducir mecanismos de filtraje estrictos que afectarán al desplazamiento de personas, la gestión de puertos y aeropuertos y la circulación de mercancías.

El seguimiento de la enfermedad que han puesto en marcha la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades sanitarias de los países desarrollados apuntan en esta dirección, aunque es pronto --el primer brote se dio en California y Tejas (Estados Unidos) hace 11 días-- para medir la velocidad a la que viaja el virus. Aun así, es justamente la celeridad en la reacción de los epidemiólogos la que lleva a concluir que no estamos ante un episodio menor ni ante temores infundados.

A renglón seguido, es obligado subrayar que, más que nunca, debe informarse a la población con realismo y objetividad. Porque tan cierto es que resultan más que preocupantes los 81 muertos registrados hasta la fecha en México, como que parece que una serie de fármacos que se encuentran en el mercado pueden ser efectivos para combatir la enfermedad, y que los afectados identificados hasta ahora fuera de México no son graves y responden al tratamiento.

Las manifestaciones que ayer realizaron tanto la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, como el propio presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara (lanzó un mensaje de tranquilidad), fueron en esta dirección: España mantiene con México un flujo permanente de intercambio de personas, pero no nos encontramos en una "situación de emergencia". Ahora conviene que las medidas encaminadas a prevenir la enfermedad sean percibidas por la población como eficaces para que no se desborde la intranquilidad que transmiten las imágenes de transeúntes con mascarilla que llegan de México.