Hacerse mayor es algo que deseamos casi todos; pues significa que seguimos en esta tierra de nuestros amores y desamores, y aunque existan afortunados de fe tan firme que saben, más que esperan, que la vida en el más allá será tan pluscuamperfecta como describe Dante en su Paraíso, pocos tienen prisa por dejar este gran teatro del mundo. Tiene este recorrer muchas etapas y todos los tópicos bellamente expresados desde el tempus fugit siguen vigentes. Los jóvenes pasan por su devenir con una prisa que tal vez lamentarán el día de mañana; y los que sabemos que no tenemos todo el tiempo del mundo, porque eso no existe, deploramos no haber sabido disfrutar como se merecía la felicidad pretérita. Siempre queda la alegría de que permanece en la memoria, y ese calorcito en el corazón que tanto alimenta. Además no todo son desventajas.

Cuando era joven, por ejemplo, dormía estupendamente, pero vivía la vida con más agonía. Ahora duermo poco y mal, pero vivo con más calma. Porque sé que hay pocas cosas importantes. Porque sé que esas conviene cuidarlas mucho y pasar de lo demás. Hacerse mayor implica tener más dolores, descubrir cada día una cana nueva, una nueva arruga, contracturas tras un deporte moderado cuando antaño se resistían incólume runnings y pádeles y tardes enteras de golf y nadar y nadar, y agacharse a recoger niños y llevarlos al hombro. Hacerse mayor implica gafas de dioptrías innumerables, artrosis, que no te pasen los anillos por los nudillos, hinchazón en los tobillos, que decaiga el arco ciliar, ingerir pastillas para diversas patologías, desde el colesterol a la tensión, no aguantar el sol y odiar la humedad.

También supone la certeza de que cada vez queda menos tiempo y la sabiduría para disfrutar a fondo de lo que la vida ofrece, menudo o grandioso. Distinguir de verdad al amigo del conocido, no transigir con la estupidez, que importe cero el qué dirán, empatizar con aquel joven apasionado y vital, perdonar la impaciencia y tener presente que es una gran mentira aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor.