Querámoslo o no, el hombre ha sido la única especie zoológica capaz de perpetuar sus propios errores, y sentirse orgullosa de ello. Desde antiguo, los filósofos han ahuecado la voz para proclamar que el individuo es el único ser "histórico" y que toda la Historia no es más que historia humana. Y la verdad es que a ningún otro mamífero superior se le ocurrió la peregrina idea de inventar una o varias formas de escritura para contar cómo se asesinaban unos a otros; como se perseguían y se destrozaban para dominar unos palmos más de territorio, o para robar las cosechas, o para dominar y esclavizar a otros semejantes en virtud de unas ideas y de unos dogmas --religiosos o políticos-- que no eran más que dislates en conserva.

Cuando todos estos despropósitos fueron recogidos por escrito, apareció la Historia; y en ella, los más crueles se proclamaron reyes; los más sanguinarios, héroes; los más ladrones dominaron a los pueblos y los sometieron a su voluntad. Quizá pueda parecer dura e irreverente esta afirmación tan desnuda. Tengamos en cuenta que estas reflexiones y comentarios se hacen de manera general, descarnada y con intención de provocar la nausea en las almas cándidas que las lean, para que comiencen a comprender la áspera realidad de nuestro pasado y de nuestros antecesores.

XSEGUNx los libros más santos y venerados, la Historia comenzó con un crimen. Un crimen horrendo cuando un hermano desalmado: Caín , mató a su hermano trabajador y justo: Abel , por envidia, por ambición o por celos con relación a J hvêh . Desde entonces - según el "Génesis" --sus hijos y los hijos de sus hijos han seguido siendo envidiosos, intolerantes, acaparadores y cargados de odio hacia los que no eran como ellos, en color, en lengua o en cultura. En otros pasajes de la misma Biblia, Elih-Dios-- lo pongo también en griego porque es como le conocemos habitualmente - tuvo que enviar sobre la tierra lluvias y diluvios hasta que desapareció de ella todo vestigio humano que no fueran Noe y su familia, destinados a la restauración de la Humanidad sobre el planeta. También hubo de destruir ciudades enteras --Sodoma y Gomorra-- porque sus habitantes estaban podridos de pecados, de vicios, de maldades en sus cuerpos y en sus almas; de todos ellos solamente Lot y sus hijos --no su mujer-- quedarían perdonado por la rígida y estricta justicia divina.

No sé si "La Biblia tenía Razón" --como se publicó tantas veces y en tantos volúmenes de hermosas fotografías arqueológicas, para apoyar sus asertos-- pero lo que sí ha demostrado la Arqueología, los estudios prehistóricos y las más conspicuas investigaciones sobre los inicios de la Humanidad, es que los primeros "Pithecánthropus Erectus", los más evolucionados "Arcánthropus Sinensis" o los primitivos "Homus Neanderthalensis" eran seres salvajes, crueles con otras especies que cazaban para alimentarse y consigo mismos, pues, incluso, eran hasta caníbales.

Las secuencias posteriores de la evolución de la Humanidad ha quedado ya registrada en multitud de documentos escritos sobre tablillas de barro, sobre papiros del río Nilo, sobre estelas de piedra, placas de bronce, pergaminos de piel o sobre los millones y millones de libros escritos a mano o publicados en papel, desde que fuera inventado. En todos estos documentos, como decíamos al principio han quedado reflejados cómo se asesinaban unos pueblos a otros; como se perseguían y se destrozaban para dominar unos palmos más de territorio, o para robar las cosechas, o para dominar y esclavizar a otros semejantes en virtud de unas ideas y de unos dogmas --religiosos o políticos-- que no eran más que dislates en conserva.

Desde las épocas pretéritas que recogen los libros, hasta nuestra realidad actual han cambiado muy poco los parámetros de la Historia. Solo hay que ver y repasar las crónicas de desastres y sufrimientos que reflejan los periódicos para comprender que somos y seremos Historia por toda la eternidad.