WAwunque desde que aconsejaba pegar con una vara fina a las mujeres para no dejarlas marcadas nos hace muy poca gracia el imán Mohamed Kamal Mustafá , su excarcelación es jurídicamente lógica y razonable. Si en España no se cumplen prácticamente nunca las sentencias de privación de libertad de menos de dos años, no era justo efectuar una excepción en este caso. Ya sólo faltaría que con una discriminación de ese tipo se contribuyera a convertir a este sujeto en un aparente mártir. Careciendo de antecedentes penales, sin suponer su salida un riesgo directo para los demás ciudadanos por su peligrosidad, y cumpliendo todos los requisitos para la excarcelación, la decisión es correcta. Pero está bien el toque que supone la condena, así como la sutileza de obligarle a asistir a un curso formativo sobre la Constitución y el respeto a los derechos humanos. Lo que sostenía el imán es intolerable. María Teresa de la Vega , vicepresidenta del Gobierno, tiene derecho a lamentar desde un punto de vista personal la decisión judicial, pero no debía haberlo hecho desde la solemnidad oficial de su cargo. Y tampoco apoyarlo en su condición de mujer, ya que la villanía del imán es igual vista desde todos los sexos.