Vivimos una situación incierta, y aunque es verdad que no es insólita y que pandemias y calamidades varias han asolado a la humanidad desde siempre, es poco consuelo para los que nos toca padecerlo en este primer mundo privilegiado nada acostumbrado al dolor y la verdadera penuria. Y tal vez porque es verdad que el nuestro pertenece a esos territorios que, pese a haber sido duramente castigados, tiene más suerte o más posibilidades o más futuro que otros, estamos sumidos paradójicamente en una situación que conlleva y predice angustia. De todas partes llueven informaciones, o fakes o augurios calamitosos en esta hora en que para sobrevivir nos agarramos en familia al mindfulness, el vive el presente y el no te agobies con aquello que escapa a tu control, pero no podemos obviar que desde organismos internacionales predicen una pandemia aun más feroz y para España un futuro cercano ruinoso, porque será el nuestro uno de los países ricos más castigados, sin que nos terminen muy bien de explicar por qué. Y mientras, se augura un otoño paupérrimo, con sueldos drásticamente recortados, pagas extraordinarias desaparecidas, paro galopante, rescate y desastre.

Una, empero, intenta vivir al día y llevar a la práctica el sabio y eterno carpe diem. Así que para organizarse el verano, no sabe si hacer caso al presidente cuando nos animó a salir de vacaciones y a vivir la vida aunque no sea loca, o al doctor Simón cuando con voz recortada nos aconsejó, que él nunca impone, recortar salidas y no transitar fuera de nuestra provincia. Tampoco sabe nadie qué ocurrirá el curso próximo, ahora que Celáa ha descubierto que los niños no son supercontagiosos y da permiso a los colegios para que se amontonen 25 muchachos por aula, mientras en las comunidades se enredaban con las distancias, los geles, las mascarillas las clases divididas y el aprovechamiento de espacios.

Y una, con pena, envidia a las hormigas que estarán preparando el invierno y recela que esta incertidumbre que nos rodea sea la propia de un país de cigarras.

*Profesora