Ha venido el calor de pronto por no hacer mudanza en su costumbre extremeña y repetimos el desconcierto de todos los cambios de estación, alternando las alpargatas con las botas y los tirantes con las gabardinas. En un rincón yacen las lanas, entre bolas antipolilla con aroma a ropa limpia, y dudamos entre deshacernos de las más usadas o guardarlas, mientras la sensatez nos susurra que nos acordaremos en noviembre del pantalón que ahora con solo mirarlo da picores y lamentaremos haber sucumbido a la moda zen.

Como una no se alegra de las dificultades ajenas, en este mayo de flores, comuniones, feria y este año también de elecciones acumuladas, es inevitable recordar y compadecer no solo a los sufridos y responsables ciudadanos a los que les ha tocado pasar un domingo de mayo en una mesa electoral, -¡inconvenientes de la democracia!- sino sobre todo a todos aquellos candidatos, madres y padres además de profesionales de lo que sea, incluida la política, que acumulan festolinas filiales, cambio de estación de ropa, asimilación de los resultados de las generales, reacción a los mismos si han sido malos, contención de la euforia si han sido buenos y caravana electoral, con sus mítines, sus kilómetros, su entrega a la causa, su suspense y su agotamiento.

Después vendrá la asimilación de los resultados, la comprobación de la validez de la estrategia, si sirvió el repentino viraje al centro, el acoso al verdadero primer partido de la oposición, el transfuguismo feroz. Vendrá la constatación de si el electorado se ha asustado con los resultados de las generales y ha reaccionado, si hay sorpasso o no, si los huidos a los que esta dictadura opresora les ha permitido presentarse consiguen un escaño europeo que les permita apurar su conflicto hasta las heces. En fin, se resolverán muchas incógnitas.

De momento la única seguridad que tenemos es que, si Carmena no logra la alcaldía, desde luego ella no se va a quedar en la oposición. Que para mandar y figurar está estupenda, pero de segundona no se ve. Y a algunos nos parece que un poco de cara dura sí que tiene.